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  • \nImagen: Instituto Cervantes\n\nViajeros Impenitentes \nCatálogo con motivo de la exposición "Madrid visto por los viajeros extranjeros en los siglos XVII, XVIII y XIX". Biblioteca de Azcona. CAM, 1989. Antología de textos. V. Divertimentos, ociosidad, pág. 68.\n\n"El espectáculo que me entusiasmó tuvo lugar al final del baile, cuando al son de una orquesta, después de un aplauso general, empezó el baile de parejas más loco e interesante que había visto en mi vida. Era el fandango, del que creía tener una idea exacta aunque estaba equivocado... No sabría describirlo. Cada uno con su cada una, danzaban frente a frente, no dando nunca más de tres pasos, tocando unas castañuelas que se sujetan con los dedos y acompañando la armonía con tales actitudes que sería imposible verlas más lascivas. Las del hombre indicaban claramente el acto del amor consumado, las de la mujer, el consentimiento, el arrebato, el éxtasis del placer. Me parecía que ninguna mujer podía negar nada a un hombre con el que hubiera bailado el fandango. El placer que me producía verlo me arrancaba gritos."\n\nGiacomo Casanova (1767), Memorias de España, p. 29\n\nEste texto, recogido en un catálogo que me regaló un querido amigo hace casi veinte años, siempre me pareció fascinante. Tal vez por eso me sorprendiera encontrar este artículo en El País , hace un par de semanas, escrito por el descendiente de una de sus afortunadas amadas. \n\nCasanova o la pasión de amar\nFragmentos del texto publicado en “El País “, 12/04/2008. Fernando Royuela\n\n[...] Para Casanova el viaje es un género literario, tal vez el más excelso de todos ellos. Los suyos están repletos de sustancia narrativa hasta el punto de que realidad y deseo se entremezclan sin solución de continuidad. Casanova vuelca en el viaje la literatura que lleva dentro y a la contra se alimenta del viaje para ir construyendo capítulo a capítulo una vida de personaje novelesco.\n\nAl contrario de lo que pudiera pensarse Casanova no es un mujeriego despreciativo al estilo tenorio, sino un verdadero amante, es decir, alguien que siente en sus venas la pulsión insoportable del amor. El amor le obnubila y le hace cometer lo que para el resto del mundo no son más que desmanes y felonías, pero que para un hombre apasionado como él constituyen actos consecuentes con su irrefrenable naturaleza, soplos de la divinidad. Todo por amor, hasta la vida. Ésa es su consigna, el hilo narrativo de su existencia y por lo tanto de su obra. Casanova no se aprovecha de las mujeres a las que ama, al contrario, se vuelca en ellas, las seduce, las adora, las respeta y cuando la ebullición de la pasión ha concluido sigue vinculado por una indestructible amistad. Casanova triunfa en un mundo de moralidad estanca, asaltado de prejuicios, analfabeto y pazguato a más no poder. El viaje de Casanova por la vida lo es a fondo, sin remilgos. Para él la mayor evidencia de estar vivo no es respirar sino amar.\n\nCasanova conoce a mi tatarabuela el día de San Antón oyendo misa en una iglesia de la calle de Fuencarral. Acababa de llegar a Madrid donde le habían hablado del fandango, un baile que inflamaba el alma, y quería bailarlo sin tardanza en los Caños del Peral. [...] Casanova aguardó a que terminara la misa y siguió a mi tatarabuela hasta su casa en la calle del Desengaño. Tras identificar el lugar en que vivía esperó en la calle media hora y llamó a la puerta. ¿Quién es? Gente de paz, responde. Casanova explica al padre de la muchacha que es extranjero y que desea llevar a su hija de pareja para el baile del día siguiente [...]\n\nCasanova bebe en las fuentes del libertinaje erudito, lo sazona con epicureísmo clásico y lo acaba ornamentando con algunas dosis de escepticismo moral. Hay incluso quien ha visto en su obra cierta inclinación a lo irracional que preludiaría el romanticismo y hasta puede que sea verdad. En cualquier caso es el de Casanova un viaje sin pausa por su época, un periplo literario en el que cada escena marca un tempo vital, una travesía por el goce, por la belleza y por el amor. El mundo está a sus pies, para vivirlo, para viajarlo y él lo disfruta, pero también lo escribe. La historia de sus amores en España es sólo una parte de su Histoire de ma vie, un libro que por mucho que mi familia siga empeñada en denigrarlo es admirable por no decir genial. Puro viaje, pura literatura. Pura pasión.
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  • 2008-04-28 00:25:56
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  • Casanova y el fandango
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