Dunhuang es una población de poco más de doscientos mil habitantes en la Provincia de Gansu en la China. Se encuentra en el desierto del Gobi y su importancia radica por encontrarse en el camino de la seda. Son muchas horas de tren para llegar aquí pero merece la pena ver como cambia el paisaje hasta llegar aquí, donde curiosamente, a pesar de tener el desierto junto a la ciudad, tiene diferentes recursos acuíferos que le dan vida y verdor junto a estos ríos o lagos. Contrasta pues, la belleza cautivadora de las dunas del desierto junto al verdor de la ribera del río.\n\n
Uno de los atractivos de Dunhuang son las cuevas de Mogao. Junto a las dunas, en una pared de casi dos kilómetros, se abren multitud de cuevas. Leí a Paul Theroux que en China vivían más de treinta millones de chinos en cuevas. Es un tema a estudiar, aunque en Andalucía también las hay. Pero las Cuevas de Mogao no son lugares donde se vive, sino lugares de culto. Más de cuatrocientas cuevas están decoradas con antiguo culto budista, colorido natural, flores de loto, ave fénix y demás símbolos te dejan boquiabierto en este lugar tan insólito. Pero lo que te deja sin habla de verdad son tres grandes budas de más de treinta metros. Uno de ellos horizontal, como durmiendo con los ojos semiabiertos y una expresión de paz infinita.\n\nPero Dunhugan merece dedicarle dos o tres días. Pues quien ame los desiertos tendrá posibilidad de subirse al Gobi y caminar buscando paisajes únicos moldeados por la arena cálida de la ruta de la seda. Aquí os muestro unas dunas entre las cuales se encuentra, como un espejismo, el lago de la media luna, un oasis entre la arena.\n
También se pueden visitar, aunque ya adentrándose muchos kilómetros en pleno desierto del Gobi, un paisaje catártico de hace más de 12000 años, moldeado por el viento y el agua, cuando se secó un lago existente en la zona. \n\n
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Y la Gran Muralla originaria de la Dinastía Han, hace más de dos mil años. Esta a diferencia de la que visité en Simatai, se encuentra como entonces, un muro de barro y paja que pretendía eludir el avance de los bárbaros.\n\n
\nY en cuanto a la ruta de la seda se pueden ver las puertas sur y norte de Yadan pass y Yuggadan pass. Atalayas defensivas y que servían de puerta de esta ruta comercial tan importante de euroasia.\n
Dunhuang tiene mucho que ofrecer al viajero que quiera aventurarse a estas tierras. Con una gente cálida y acogedora, una ciudad luminosa y activa. Con un mercado nocturno donde perderse. Pero también donde se puede uno alejar de ella y disfrutar de los mejores cielos estrellados. Ninguno como en el desierto. \n\nDe aquí pretendí llegar al Tibet, hacia Lhasa en el tren más alto del mundo, pero al tramitar mi permiso, al ir solo me pusieron muchas pegas, un precio excesivo y mucho tiempo de espera. Me iré hacia Changdú, para ir a Lijiang (Dali) y Shangril.la y probaré desde aquí adentrarme en el Tibet con algún grupo de turistas. Por cierto en Dunhuang a penas me tropecé con ningún occidental.\n\nOs explicaría muchas anécdotas por las que merece viajar por ellas mismas, como otras cuevas que visité sin nadie donde el vigilante me dio la linterna y las descubrí a mis anchas como si las estuviera descubriendo por primera vez. O cuando descansaba junto al desierto y me ofrecieron un albaricoque y vino un policía y me dijo que le acompañase, para mi sorpresa me llevó junto a un árbol para coger más frutos y luego una lugareña me adentró a unos campos (junto a las dunas de arena) y pensé que me “llevaría al huerto” y me llenó una bolsa de albaricoques de los que se habían caído de los árboles…. Lo cual me llevó a una reflexión: ¿es mejor viajar solo o acompañado? Pues seguro que si voy con alguien no me hubiera pasado ninguna de las dos cosas. \n\nPero creo que con tantas experiencias tendré que escribir un libro pues con el Blog solo se puede hacer un resumen y mostrar cuatro fotos para no aburrir al personal. \n\nHasta pronto con más historias, gracias por seguir mis aventuras. \n\n\n\n
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