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  • Entré en el Caribe por la Isla de Guadalupe, donde me esperaban tres amigos y el velero “Vilaine”, un monocasco 13,5 metros de eslora.

    Los primeros días me sentí un poco extraño pues pasaba de viajar casi siempre solo y cambiando de hostel y ciudad constantemente viajando en autobús, tren y a pie y ahora me encontraba con otras personas en un espacio pequeño. No obstante, esa sensación extraña se pasó al segundo día, cuando alquilamos un coche durante tres días y visitamos la Isla de Guadalupe. Visitamos sus famosas cascadas,

    sus maravillosas playas, sus mercados de fruta, su volcán y sus acantilados. Guadalupe es una curiosa isla con forma de Mariposa. Una de sus “alas” es muy montañosa y tropical y la otra una llanura. Al ser una Isla francesa la cultura caribeña está desplazada y a penas oí hablar el “creole” y gran parte de la población eran franceses que habían venido a vivir a las antillas. No obstante todavía quedaban algunos pequeños núcleos con las típicas casas pintadas con colores pastel: lila, rosa, azul, blanco, verde y los tejados de rojo zinc. \n\n

    Estos primeros días que tuvimos vehículo aprovechamos a avituallar el barco de agua (y cerveza) y comida. Llenamos varios maleteros de un pequeño Renault clio y cargamos el barco de arroz, pasta, agua, huevos, yogures, patatas, leche, etc. Por lo menos para tener independencia durante quince días. También compramos un compresor de aire para llenar botellas de buceo y artes de pesca: cañas, anzuelos, hilo de pescar y hasta un arpón.\n\n

    Y un sábado de noviembre levamos amarras y partimos hacia el pequeño archipiélago de Les Saintes a 20 millas de Guadalupe. La foto de portada es la bahia de Las Santas con el barco.\n\n

    Durante la primera travesía ya pescamos varios atunes, incluso una vez picaron cuatro atunes a la vez. Desde entonces no nos faltaría pescado ningún día. A veces los hacíamos al horno, otras a la barbacoa o a la plancha y solo los teníamos que acompañar con arroz, patatas o verduras. Las artes de pesca no alimentaron casi a diario. Incluso pudimos coger langostas que estaban buenísimas. \n\n

    En Les Saintes (que se llaman así porque fueron descubiertas un 1 de Noviembre día de todos los Santos) pasamos una semana increíble. Es un pequeño archipiélago con pequeñas islas rodeadas de aguas cristalinas y un fondo submarino lleno de vida. Buceamos en grutas, en barcos hundidos, entre tortugas, entre inmensos jardines de coral y también entre barracudas. \n\n

    En el barco vives al ritmo del sol. Te levantas cuando el cielo empieza a enrojecer y te das el primer baño con la salida del sol. Desayunas y haces una excursión o preparas el primer buceo. Cuando has cogido hambre comes y te relajas con un libro o un pequeño sueño en el camarote o tomando el sol en cubierta. Luego navegas entre las islas para buscar un bonito rincón y en Las Saintes había muchísimos. Bonitas playas con cocoteros y aguas repletas de bancos de una especie de sardinas (que allí llaman “pisquetes”) sobrevolados por pelícanos que se lanzaban en picado al agua para comérselas. Al atardecer, el cielo se incendiaba y en el horizonte se dibujaba la silueta de la isla de Guadalupe con su cono volcánico. Y a esa hora te volvías a bañar en esas cálidas aguas que se tornan como el mercurio. \n\n

    Es la felicidad en el mar. No se puede pedir nada más en este mundo. Estar en este paraíso un mes de noviembre después de seis meses de viaje, desde que partí de Rusia a finales de mayo. \n\n

    Buceando, pescando, navegando, embobándome ante tanta belleza es para sentirse afortunado. Y me olvidaba de mencionar los cielos de las noches en el mar. Con el sonido de las olas y el balanceo del barco que te acuna la bóveda celeste se ilumina como un árbol de navidad y parece que vivas un sueño. Y es que hay días que me pellizco por si en realidad es un sueño y temo que suene el despertador y este blog no exista y yo no haya vivido todo lo que he escrito y todo lo que me queda por escribir. \n\n

    Y del Archipiélago de Les Saintes fuimos a otra isla que depende de Guadalupe que se llama Marie Galante y que recibe este nombre en honor de uno de los barcos que utilizó Colón. \n\n

    Y a finales de noviembre navegábamos hacia la Isla de Dominica, nuestro próximo destino en las Islas del Caribe. Desde allí os escribo a no ser que suene el despertador y tenga que ir a trabajar.\n\n\n\n\n

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  • 2010-11-18 23:26:01
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  • CARIBE (1 PARTE): GUADALUPE, LAS SANTAS Y MARIA GALANT
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