LACOMUNIDAD.ELPAIS.COM_LOS-LIMITES-DE-LA-TIERRA_2008_10_10_EL-SAXOFONISTA-COLEMAN-HAWKINS

Pongo un disco de Coleman Hawkins, el saxofonista que parece surgir de un escondrijo del alma. Estoy solo en casa y no sé si al mirar por la ventana mientras escucho a Hawkins es una manera de huir de mí mismo o de hurgar en mi interior. Es bueno escuchar música cada día, dejarse llevar por lo que nos sugiere, o nadar en la superficie de los sonidos, para que nos lleven adonde quieran durante unos minutos, unos instantes tan sólo. \n\n

Una de las melodías se titula ‘Time of my hands’. Miro mis manos, y las veo con el tiempo encajado en ellas, como un eco de lo que han hecho a lo largo de varias décadas. El saxofón es una música del tiempo, como toda la música, porque no nos deja huir a ningún lugar apartado sin antes interrogarnos sobre lo que somos y sobre lo que hemos sido, y sobre lo que algún día seremos, lo cual ahora mismo es un interrogante de lo más fastidioso.\n\n

Veo las nubes que cruzan el cielo mientras escucho jazz, y me parece que todo es un movimiento imparable: siento el tiempo como si fuera una suave cadencia de pequeños detalles que me ayudan a sentir la vida que vivo, y me parece que el tiempo de los otros también es el mío, aunque tengo la impresión de que cada uno está solo sobre el corazón de la tierra, como ya nos enseñó Salvatore Quasimodo.\n\n

Finalmente oigo ‘I only have eyes for you’, que es casi alegre, música juguetona que nos empuja a sobreponernos a todas las circunstancias especiales más o menos contradictorias, y me parece que al mirar las nubes que cruzan el cielo estoy mirando a la vez algún lugar remoto de mi alma, y que todo lo que vemos y tocamos nos alimenta. \n\n

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