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  • En las orillas del río crece la vegetación para que todos podamos gozar del encanto de la vida. Sommières es un pequeño pueblo que contiene todo lo que se ve en cualquier ciudad grande de Francia: hay mercado los sábados; un gran paseo arbolado con plátanos, cedros del Líbano y acacias; varias pequeñas plazas con encanto; muchas tiendas en las que uno puede encontrar de todo; buenos restaurantes con ensaladas divertidísimas; y el Cinema Venice, que se refleja en el río y que por la noche tiene el aire de ensueño de ‘La noche púrpura de El Cairo’ de Woody Allen.\n\n

    Y hay puentes, por supuesto, sobre el río Vidourle: uno, de seis ojos para coches y caminantes; otro peatonal, desde el que vemos el puente grande con una perspectiva deliciosa; y más allá el tercero, el del molino, que al cruzarlo nos conduce de lleno al paisaje de los impresionistas, y en el que vi a un hombre que enseñaba a pescar a su hijo.\n\n

    Uno de los restaurantes tiene una terraza que da al río, y al comer allí –sobre todo en primavera- nos sumergimos en la misma luz que hemos imaginado al ponernos delante de una pintura impresionista, pero ahora la podemos apreciar respirándola directamente, disolviéndonos en esta armonía del verde y el azul, una dulce combinación a la que empezamos a ser adictos en la madurez, cuando las delicias de la experiencia ya van más asociadas a lo delicado que a lo llamativo.\n\n

    Yo me dejo llevar por la corriente de la mirada cuando visito los lugares que me gustan. Me dejo llevar por las sensaciones que siento al cruzar un puente, y veo con estupor y con agradecimiento que viajar es cruzar puentes, no sólo los exteriores sino también los interiores, aquellos que nos han de llevar a los lugares más recónditos de nuestro corazón. Así que he paseado por las calles de Sommières como si fuera lo último que voy a hacer en la vida, o como si estuviera de repente en un lugar donde podría haber nacido o donde podría vivir el resto de mi existencia. Nunca veo lo mismo al mirar de nuevo las cosas que me rodean. A mí el impresionismo siempre me pareció un diálogo fraternal con aquellos maestros de la mirada, como si nos dijeran algo nuevo al oído cada vez que nos acercamos a ellos.\n\n

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  • 2008-10-15 14:13:28
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  • El regalo de los impresionistas
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