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  • Estamos viendo ‘Otoño tardío’, una película de Yasujiro Ozu. \n\n

    Mi hija opina que algunos de los actores no interpretan bien su papel. Pero le empujo a que investigue un poco más, porque un primer golpe de vista puede ser totalmente insuficiente.\n\n

    Mira más y mejor, quédate sentada un rato y fíjate bien, le digo a mi hija. \n\n

    Para una persona joven no es fácil entender lo que hay detrás de las máscaras de las personas, y en las interpretaciones de los actores hay una sutil combinación de gestos y de sentimientos que necesitan ser explorados.\n\n

    No sé si en la juventud se pueden extraer consecuencias de la mirada. Ahora que lo pienso, la belleza del otoño empieza a resaltar delante de nosotros cuando ya somos adultos, y de repente nos damos cuenta del color de las viñas en octubre, o del suave balanceo de una hoja de platano o de chopo que se ha desprendido de la rama y empieza a caer suavemente hacia la tierra.\n\n

    No lo sé, pero vale la pena intentarlo. En ‘Otoño tardío’ asistimos al fruto de la observación profunda de quien conoce lo que toca porque lo acaricia con las manos sensibles. Después, nosotros somos los depositarios de aquella experiencia, y si la sabemos apreciar nos va a resultar muy provechoso. \n\n

    En las películas de Ozu hay una mirada que se detiene en cada rincón, que no deja nada accesorio para aumentar la espectacularidad, y que sólo utiliza lo que hace falta para poder expresar lo que él nos quiere decir. \n\n

    Hay fotogramas en los que una casa, una habitación, la calle de una ciudad o el paso del tren nos evocan la trascendencia de lo cotidiano. \n\n

    La manera de ocupar el espacio no es el producto de un azar, o de una distribución más o menos aleatoria. Al contrario, los personajes van a la búsqueda de lo que necesitan, y no se apoderan de nada, sino que simplemente lo acarician: la ropa, un cojín, el cuenco de la comida, el sake a pequeños sorbos. En sus relaciones no se precipitan y se saludan respetuosamente, como si en cada conversación tuvieran que vivir intensamente a ritmo lento, saboreando las palabras sobre el fondo de un silencio que tiene vida propia, y en el que se tiene la sensación de poder sentir confortablemente el paso del tiempo con el auxilio de la razón.\n\n

    Mi hija se queda un rato mirando, y se queda callada, como si hubiera visto Algo.\n\n

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  • 2008-10-27 12:38:59
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  • Mientras caen las hojas de los árboles
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