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  • Mi madre me cuenta que en su infancia se produjo una aurora boreal en la isla. Vieron el horizonte coloreado, como si fuera el decorado de una película de ciencia ficción, o como la atmósfera de un sueño infantil. Muchos adultos tuvieron miedo; los niños, en cambio, lo vivieron con la alegría de una acontecimiento maravilloso. Debió de ocurrir un poco antes de la guerra, y en aquellas fechas también llovía mucho, como este otoño. Una vez llovieron ranas pequeñas en el pueblo. La gente lo interpretó como un presagio de algo importante, como casi siempre que ocurre algo extraordinario. Pero la vida siguió como siempre, más o menos, con sus alegrías y desdichas, aunque la tristeza de aquellos tiempos sólo debía tener vías de escape en los niños, que son capaces de extraer ilusión de todas las situaciones, por muy conflictivas que sean para los mayores.\n\n

    Ayer salió el arco iris por la mañana, como tantas veces lo ha hecho este otoño. Nunca lo había visto tantas veces seguidas como en estas últimas semanas. La semicircunferencia estaba al norte, y era muy hermosa, como siempre que aparece, tanto si lo hace por la mañana (en este caso puedes salir y enfilar el camino, me decía mi abuelo) como si es por la tarde (pero en este caso es mejor quedarse en casa, me repetía). Ha salido tantas veces que creo haber aprendido las condiciones que ha de tener el cielo para que se produzca. Una cierta luminosidad, casi irreal, con el presagio de la lluvia, y una cierta uniformidad en el cielo nublado, aunque no tenga el mismo color en todos sitios. Y también justo después de llover, cuando se produce en el cielo un período de alegría, con esta luminosidad prodigiosa salida de las nubes que parece una explosión de gozo por el agua que ha caído con gracia.\n\n

    Ha salido tantas veces que incluso hace unos días surgió en condiciones extrañas. Con unas pocas nubes apareció por el horizonte, y quedó incompleto, porque las nubes se cortaban a poca altura, así que era un arco de no más de treinta grados. En fin, uno se queda mirando el cielo y se alegra de ver el arco iris, que es un hecho poético de la naturaleza que como casi siempre se puede interpretar como poesía o como un hecho natural, aunque en realidad son dos maneras distintas de ver lo mismo. Lo interesante es que no cansa nunca mirar un arco iris. Nadie se suele mostrar indiferente ante su presencia, y todos suspiramos por él, como si su aparición nos sirviera para aligerar nuestras penas o para dar fundamento a nuestra alegría. \n\n

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  • 2008-12-16 08:04:56
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  • El otoño del arco iris
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