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  • Tengo sobre la mesa algunas de las fotos que Juan Pérez de la Torre me ha ido regalando durante los treinta años que hace que nos conocemos. No las fotos familiares, que están en nuestros álbumes, y que destacan sobre las nuestras como si las alumbrara una luz especial, sino sus fotos de creador de imágenes que nos hablan del mundo que nos rodea, que él sabe captar con su mirada especial, siempre atenta y compasiva.\n\n

    Mi fotografía preferida es la de un campesino de medio cuerpo, con los ojos casi cerrados, como si un sol abrasador le cegara. No sabemos si intenta mirar a algún lado en especial o, por el contrario, le quiere dar ya la espalda al mundo, porque quizás ya no tiene confianza en lo que le espera, después de toda una vida de esfuerzos y de lucha. Podría parecer un perdedor, pero al mirarlo durante un buen rato, sin prisas, vemos que en su expresión no hay signos de derrota, sino de desafío y de confianza en sí mismo. \n\n

    Sujeta con las manos dos bastones hechos de ramas secas, uno de los cuales acaba en algo parecido a un gancho, como el que utilizaba mi padre para acercar las ramas de la parte alta de las higueras. En realidad los dos bastones no están sujetos por las manos, sino que se apoyan en la parte interior del brazo izquierdo doblado, y corren a lo largo del abdomen, un poco inclinados hacia abajo, mientras que la mano derecha se apoya en ellos, en una caricia débil, de respeto a lo que toca. \n\n

    Las manos, ya gastadas, parecen hechas de la misma sustancia que las ramas, como una prolongación de la naturaleza en la que se han movido durante toda una vida de trabajos y de esfuerzos. Lleva un zurrón colgado del cuello, que asoma por debajo del brazo izquierdo doblado, de la misma tonalidad que el sayo que viste, sobre una camisa blanca. El sombrero de paja proyecta su sombra sobre la frente, pero el resto de la cara está al descubierto, y podemos ver sus facciones rudas, y de la barba sin afeitar deducimos que quizás no sea agricultor sino pastor de ovejas, y que con frecuencia duerme en el campo, lejos de casa. \n\n

    Ésta es la fotografía de un hombre que conoce la tierra, que ya ha vivido bastante pero que aún le queda por vivir, porque es una persona que quiere seguir luchando aunque sea a contracorriente del mundo entero, y a quien la dignidad de su naturaleza humana le empuja aún al deseo de completar lo que siempre le queda por hacer a cualquier persona. Nunca hay que dar nada por concluido, parece decirnos, con su expresión de vejez noble y aceptada.\n\n

    La fotografía tiene tres planos. El retrato está en primer lugar –y es sin duda aquello que más emoción nos suscita- pero detrás hay un plano de color azul amenazante, que es el horizonte de un paisaje –en el plano intermedio- que contiene un gran árbol desnudo. El contraste entre la cara iluminada del hombre y el paisaje –que es a la vez bello y turbador, como un mal sueño- resulta ser una metáfora de los peligros que le acechan no sólo al agricultor –o pastor- sino a todos nosotros. Paradójicamente, la imagen no es sólo la de un hombre viejo en su medio ambiente, sino un aviso para todos. Deja de ser estrictamente realista para convertirse en un presagio, o en un grito de ayuda, o en una advertencia sobre lo que nos puede ocurrir si no conservamos todo lo que significan los dos bastones hechos de ramas secas: en los árboles nos hemos de apoyar para vivir dignamente, y en lo más sencillo de la naturaleza está la esencia de la vida.\n\n

    Las mejores fotografías son las que sugieren una historia que el espectador ha de descubrir con su experiencia y su mirada, como si el fotógrafo nos hubiera transmitido su manera de sentir y nos hubiera dicho: mirad bien, fijaos bien, esto es lo que yo he visto, pero seguid buscando, porque la imagen ya no es mía, es de todos. La fuerza de esta fotografía de Juan radica, además, en algo que siempre me ha gustado especialmente de él: su absoluto respeto a aquello de lo que tratan sus fotos, tanto si son personas como cosas, la búsqueda de la nobleza humana, y su apego a una expresividad por encima de cualquier esteticismo.\n\n

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  • 2008-12-04 07:01:31
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  • El fotógrafo Juan Pérez de la Torre
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