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Ya es de noche. Por la autovía no hay más iluminación que la de la experiencia: conozco los árboles porque los he visto crecer, y ellos son los que me indican mi situación exacta. Voy a visitar a mi madre, que está indispuesta. Me ha llamado mi hermano cuando Ana y yo estábamos tomando una cerveza. Me la estaba bebiendo tal y como me enseñó a hacerlo hace poco un experto: intentando frenar la espuma con el labio superior, y dejando que la cerveza circule sobre el labio inferior.\n\n Voy a ver a mi madre como otras veces, pero hoy es diferente, porque está indispuesta, y sin embargo ahora recuerdo no sólo el sabor de la cerveza de esta tarde sino las cañas que me tomaba en mi época de estudiante después de andar a pleno sol en las tardes de agosto desde Cuchilleros hasta Alonso Martínez. La llegada al aguaducho era el momento mágico en el que el viajero descubre el oasis: un gozo inmenso.\n\n Voy a ver a mi madre y sin embargo mi memoria se atreve a abrirme extraños pasadizos que me hacen revivir el sabor de la cerveza. ¿Es una frivolidad, o tan sólo una demostración más de la complejidad de la mente humana? ¿Se trata, quizás, de un intento de retrasar inconscientemente el momento de la llegada, por el temor de ver a mi madre desorientada, lamentándose a causa de uno de sus ataques de vértigo?\n\n Salgo de la autovía y enfilo la carretera local en el cruce en el que hace años había una caseta de peón caminero. En la plaza de la iglesia hay algo de luz, pero en la calle principal del pueblo no hay nadie, sólo coches aparcados, y las banderas del balcón del Ayuntamiento me producen fastidio e indiferencia. ¿Es esto mi pueblo, o la lucidez de mis recuerdos devastados? ¿El previsible vértigo de mi madre es capaz de alterar mi mirada y hacerme ver todo esto como una transfiguración de lo que yo creía conocer?\n\n Aparco y siento un alivio, com si hubiera atravesado un desierto y me encontrara de nuevo en territorio conocido, el lugar en el que viví hasta los diecesiete años. Es la misma casa, sin duda, porque reconozco la luz a través de la ventana de la biblioteca.\n\n Pero yo también siento un poco de vértigo, como mi madre.\n\n \n\n
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