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  • Leo una rondaia que tiene los ingredientes de muchas leyendas populares: el maleficio de una bruja, las aventuras de los protagonistas, el encuentro con la princesa, y unos hechos posteriores que alargan un poco más la llegada a la felicidad para todos.\nPero esto no es lo importante, sino el cariz de algunas reflexiones que nos sugiere la historia, que el narrador cuenta con mucha eficacia. Son reflexiones sobre la psicología de los personajes, que son básicamente dos: el rey cristiano y un señor moro, amigos de corazón.\nAquí ya hay un aspecto que merece ser destacado: los dos, el cristiano y el moro, son amigos, y no amigos cualesquiera, sino amigos fraternales.\nLa aventura empieza cuando los dos están cazando y el rey cristiano propone hacer una jugada muy sucia a una vieja que se encuentran en el camino. Su amigo moro le aconseja vivamente que no moleste a la vieja, por las consecuencias que se podrían derivar de la grosería. El rey cristiano, que es un gamberro, no le hace caso, apunta y dispara la flecha a la nariz de la bruja. \nEl desastre está servido. La bruja lanza un maleficio: no hay descanso posible hasta que hayan encontrado a la Hermosura del Mundo, que es, por supuesto, la princesa. \nY éste es el segundo aspecto a resaltar: la responsabilidad del señor moro, en contraste con el comportamiento pueril y violento del rey cristiano.\nDespués se lanzan los dos a través del ancho mundo, y el señor moro es el que le va indicando al rey cristiano lo que tiene que hacer. Es el que lleva las riendas del buen gobierno de la aventura, de manera que de no ser por su inteligencia y discreción, nunca hubieran llegado a buen puerto. El señor moro está dispuesto incluso al sacrificio de su propia vida, que por lo menos el rey cristiano reconoce, ya al final de la rondaia, con su agradecimiento y un montón de premios. La única virtud de nuestro rey cristiano sería pues el reconocimiento de la amistad, aunque más bien como un niño fanfarrón que le agradece a su amigo más inteligente que le haya salvado de caer en las trampas terribles de la vida.\nEs decir, el tercer aspecto que se puede destacar es que el señor moro no sólo es un buen asesor, sino que se comporta como un fiel e inteligente amigo que va trabajando en silencio para conseguir que todo acabe bien. El moro es teórico y práctico a la vez: tiene las ideas y la estrategia.\nMe pregunto cómo es posible que haya perdurado durante siglos esta visión tan poco convencional de nuestra historia. ¿No eran los moros aquella gente extraña que, por fortuna, logramos expulsar? Recuerdo por supuesto la famosa polémica entre Sánchez Albornoz y Américo Castro, aunque en mi autonomía casi todos los pareceres apuntan a que nuestra historia empieza cuando los cristianos nos hacen el gran favor de expulsar a aquella gente. Pero las fotografías de mi familia paterna no ofrecen ninguna duda sobre las raíces de nuestro linaje.\nEl pueblo ha propagado durante siglos la idea de que había un señor moro que era noble y muy inteligente. ¿No será que las leyendas a veces dicen algo sobre nuestros orígenes que quizás habría que intentar entender? ¿No será quizás la amistad la auténtica reconquista pendiente, y no la otra, la que nos enseñaron?\n\n\n
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  • 2008-09-05 12:23:03
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  • La auténtica reconquista
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