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Recuerdo unos instantes de 'Bodas que fueron famosas del Pigajo y la Fandanga', de hace más de treinta años. El gozo del teatro tiene esa capacidad de suscitarnos el recuerdo de la belleza, que entonces no supimos lo que era, y que sin embargo nos dejó una señal para el futuro. \n\n Y ese futuro es hoy, cuando me entero de la muerte de su autor, Rodríguez Méndez, de quien nunca había visto su fotografía. Cuánto le agradezco aquella noche deliciosa en el teatro Bellas Artes. \n\n Qué jóvenes éramos entonces, Susana y yo. \n\n Y los instantes eran éstos: José Bódalo sentado, hablando en el centro del escenario, con la carnosidad de su lenguaje de actor inolvidable, aunque ya no recuerde el contenido de su discurso, pero sí su esencia, que era el gozo, eso que de vez en cuando nos llega como un regalo desde un lugar que parece inaccesible, quizás la eternidad. \n\n
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