LACOMUNIDAD.ELPAIS.COM_LOS-LIMITES-DE-LA-TIERRA_2009_1_27_EL-CONTORNO-LAS-COSAS

Después de ponerse las lentillas, Ana dice, compungida, que ahora las arrugas aparecen con una nitidez abrumadora. Antes, con las gafas, la visión era más optimista. Así que la mejora que proporcionan las lentillas no le acaba de convencer, pero lo dice con ironía, la misma con la que nos hemos de enfrentar a los avatares del tiempo cuando notamos las huellas de su recorrido por el cuerpo.\n\n

Me viene a la memoria lo que decía mi amigo Antonio hace años. Prefería ser un poco miope para que el perfil de las cosas no fuera tan preciso. Eso me decía, cuando éramos tan jóvenes que ahora mismo, retrospectivamente, tengo la certeza de que entonces ya se asomaba en cada conversación el viejo filósofo en que se convertiría años después. Y yo, qué decir de mí mismo. Me encuentro a gusto con mis gafas, y no me voy a poner lentillas, porque serían un engorro innecesario. Estoy tan acostumbrado a las gafas que casi no me doy cuenta de que las llevo. \n\n

Está bien ver mejor, no se puede rebatir este deseo tan lógico, pero yo pienso que la mirada de la madurez ya no es cuestión de los ojos tan sólo, sino también de otras facultades, como la paciencia y la intuición y la imaginación. Lo que vemos con los ojos depende de tantos factores, que no podemos estar nunca seguros de nada. La luz que entra a través de la persiana no me permite ver con precisión el color de los dos muebles provenzales del comedor, que Susana compró hace tantos años en Artespaña. Con el tiempo se van pareciendo cada vez más a la miel, y al envejecer, como ciertas personas, se vuelven más sabios, absorbiendo la luz y cambiando con el tiempo. Lo sé porque desde mi mecedora me fijo muchas veces, aunque casi nunca les da la luz directa del sol. \n\n

A esto quizás se debía referir Antonio, aunque de forma intuitiva, cuando en aquellos lejanos años de juventud decía que casi era mejor no ver el perfil exacto de los objetos. Al fin y al cabo, para entender la realidad, tenemos muchas más limitaciones que la mirada. \n\n

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