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  • No me aburro casi nunca. Incluso delante del televisor, que es el momento de máxima dejadez personal, no me aburro, porque suelo realizar alguna actividad adicional. Mirar el televisor no requiere una gran concentración, y se puede compaginar con muchas actividades mentales, como pensar o recordar o hacer cálculos matemáticos. Y uno de los motivos por los que no me aburro delante del televisor es porque me siento en una mecedora en vez de hacerlo en un sofá.\n\n

    Cada cual es muy libre, faltaría más, de determinar lo importante y lo secundario en su vida diaria. Se elige a veces de manera inconsciente, sin darnos cuenta, pero de vez en cuando hay que pararse a pensar en los motivos de nuestras elecciones, que suelen estar fijadas por la tradición o la costumbre, o por las elecciones de otros, a veces muy queridos, sí, pero esto no debe ser un obstáculo para que nos detengamos a pensar. Yo he llegado a la conclusión de que aburrirse es una estupidez, y que no tiene sentido, y que es importante no perder el tiempo aburriéndonos sistemáticamente. Y pienso que los adultos que se aburren más son los que se sitúan delante del televisor sentados en un sofá de tresillo. No quiero generalizar, sólo quiero decir que a mi entender el sofá de tresillo contribuye de manera decisiva a que las personas de occidente se aburran.\n\n

    Las personas aburridas de sofá de tresillo consideran que en la vida no hay nada que hacer cuando se ha dejado de hacer lo que se sitúa en lo alto de su escala de prioridades, y creen que el televisor les acompaña porque los individuos que aparecen en la pantalla, después de verlos todos los días, son casi de la familia. Pero esto es una gran mentira. Toda esa gente hace siempre lo mismo, y dice casi siempre lo mismo. Los hay, cómo no, que dicen cosas interesantes, pero la gran mayoría hablan como si fuesen máscaras de baja calidad, como si fuesen personajes interpretados por un mal actor, i así crean en el espectador aburrido una falsa sensación de autenticidad, al igual que las malas películas que nos hacen llorar con engaños y patrañas subliminales.\n\n

    Además, el sofá de tresillo te amodorra. El horrible tresillo que se ha impuesto en todas las casas es una de las causas del aburrimiento masivo de nuestra sociedad. Las personas que se sientan en el tresillo delante del televisor parece que se apresuran a hundirse en sus mullidas estructuras con la intención de desaparecer. El tresillo es una cama colocada en el salón, pero el salón no debería ser un lugar para dormir, sino un lugar para vivir despierto.\n\n

    Es mejor la mecedora, que tiene vida propia porque se mueve de manera civilizada, porque no es tan blando como un sofá, y porque su frecuencia de balanceo se puede sincronizar con la frecuencia de los vaivenes del pensamiento. Influye el hecho de que el origen de su movimiento está en el impulso de nuestras piernas, y no en las blandas piernas mentales de otros. Todo esto lo saben muy bien los caminantes y excursionistas, si caminan por el placer de disfrutar de la naturaleza y de la amistad.\n\n

    En cambio, pensar sentados en un sofá es difícil. No quiero decir que sea imposible, pero a mi entender no es probable que se pueda pensar con un mínimo de sentido desde un sofá. Así que, ahora que empieza el año 2009, podría ser un buen momento para proponerse alguna actividad nueva, algún pequeño cambio para mejorar nuestro bienestar. Yo propondría a los escépticos que, en vez de utilizar el pesado tresillo, se cambiaran a la liviana mecedora. Todo son ventajas, y no tiene casi ningún inconveniente. Ocupa menos espacio, y no hace falta sustituir ni mover ni cambiar nada, y por otra parte tampoco es conveniente hacerlo, porque es casi seguro que siempre habrá alguien muy querido en nuestra casa que no vería con buenos ojos la permuta. No, no hace falta permuta alguna. La mecedora no ha de ser el origen de estúpidas disputas con nuestras personas más queridas.\n\n

    De hecho, el tresillo y la mecedora son compatibles. La humilde mecedora se puede colocar en un rincón, y puesto que el tresillo suele estar delante del televisor –tal para cual- es casi seguro que el feliz ciudadano que ha hecho esta inversión –tan al alcance de cualquier bolsillo- aumentará sus posibilidades de pensar, es decir, de no aburrirse nunca. \n\n

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  • Elogio de la mecedora
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