|
sioc:content
|
-
Paseo por la playa. Hace sol esta tarde. Unos chicos corren por la arena. Sus cuerpos se perfilan superpuestos a la línea del horizonte. Un hombre intenta hacer volar una cometa de colores chillones. Su hijo, de seis o siete años, tira del hilo, pero el cometa no asciende más de dos o tres metros, y cae de nuevo.\n\nAlgunos pasean mirando lo que se les ofrece a la vista, como un regalo. Hace años venía más a menudo. Ahora, mucho menos, y no sé por qué. Mirar el mar es siempre agradable, aunque no durante mucho tiempo, porque tiendes a la rutina de la mirada. Más adelante hay un pescador. Pero ya lo deja, recoge los aparejos y se sube a la bicicleta. \n\nPaseo por la playa a espaldas de los almendros, que ahora sí que ya han florecido completamente. Dentro de poco florecerán las mimosas. Todo se repite, lo bueno y lo malo, y los colores de la vida son recurrentes. Me gustaría saber qué sentido tiene todo esto. \n\nA veces un paseo al lado del mar tiene en su recorrido las pequeñas delicias y los pequeños sinsabores que en nuestra casa son simple rutina, y que la brisa del mar, sin embargo, nos acerca con su leve gesto de impaciencia. El mar no es un remanso de luz, sino un estímulo para dar salida a todas las sutilezas de la existencia. \n\n
|
![[This page as RDF]](http://webenemasuno.linkeddata.es/static/rdf-icon.gif){kind=icon}