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Miro las caras de Francis Bacon, atravesadas por un rayo de luz, y con muchas sombras detrás, una explosión de contrastes que puede explicar la discontinuidad de la vida: caras distintas y expresiones diferentes a lo largo de los años. \n\n Pero son caras verdaderas, y después de mirarlas un rato suavizan sus rasgos, y la piel se estira y se convierte en lo que podría parecer una máscara de carnaval, pero no lo es, porque acaba funcionando como un espejo.\n\n Quiero entonces cargarme de valentía, y mirar de frente no como si fuese una pintura de un artista contemporáneo, sino como un espejo de mi tiempo, de mi propia vida y de las vidas de gente que conozco. \n\n Y entonces aparece su verdad, la piel transformada en un artilugio óptico que desguaza la carne, y que descubre una pureza que no se puede advertir si somos demasiado jóvenes. La verdad está en el tiempo, en las cenizas de la carne.\n\n \n\n
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