sioc:content
|
-
Busco en el armario y encuentro cosas que no busco. Miro por la ventana y veo una ciudad desconocida. Miro mi mano derecha, en cuyo dorso resaltan unas venas azules. En la mano izquierda hay una venilla que resalta especialmente, y noto que tengo menos fuerza al agarrar algo. Vuelvo al armario para intentar buscar de nuevo, ahora que me he reconocido en mis manos. Todas mis camisas y mis americanas son tan antiguas, que, después de vestirme por la mañana, Anna me dice que parezco un abuelo. Y sin embargo las llevaba cuando era más joven que ahora. Y entonces no parecía un abuelo. Cualquier búsqueda acaba siendo una manera de buscarse a sí mismo, un abrazo legendario a lo que hemos sido y una mirada a lo que llegaremos a ser. Por supuesto, la mirada ha de ser misericordiosa.
|