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Las jacarandas florecen a finales de mayo. En un jardín, una jacaranda colocada entre otros árboles nos ayuda a mirar la ciudad de otra forma, como si nos acercara la belleza de repente, sin haberlo previsto. Paseo por el barrio del Terreno y veo alguna, detrás de una tapia, como una aparición, recién salida del invierno, y yo recién salido de un sueño. \n\n Pero en estos últimos años el Ayuntamiento las ha ido sembrando en hilera, por las aceras de los barrios periféricos. Y entonces las jacarandas parecen árboles abandonados, desposeídos de todo su encanto. Han hecho lo mismo con los árboles del amor, que anuncian la primavera. Y harán lo mismo con todo, porque se lo dejamos hacer, y porque muchos políticos no conocen la naturaleza de la búsqueda. \n\n PD.- Quizás sea absurdo buscar la belleza. Y pido disculpas: es muy posible que esté equivocado.\n\n \n\n
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