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  • En China todo funciona de forma diferente y el tráfico no podía ser una excepción. Es un país que trabaja pensando en el futuro y eso se palpa de inmediato echando un vistazo a las ciudades. Una minoría de la población posee coche, pero en cambio las carreteras, avenidas y calles son enormes. La más pequeña tiene dos carriles para cada sentido. Uno se pregunta “¿es necesario?” pero ellos esta cuestión no la contemplan en presente, sino en futuro “¿será necesario?” Afirmativo, china crece a tal ritmo que es sólo cuestión de pocos años que las carreteras estén repletas de coches. A pesar de los llamativos crecimientos en las ventas, el automóvil sigue siendo un artículo de lujo para la gran mayoría de la población china, y el mercado crece de momento sólo con la demanda de los organismos oficiales y las minorías acomodadas. El retrato robot del comprador particular chino es una familia de unos tres miembros, con un hijo de media e ingresos mensuales netos de unos 1.100 euros, poco habitual, y los precios de los coches varían desde los 3.000 euros que cuestan los mini-utilitarios chinos más asequibles a los 20.000 de las berlinas medias, sobrecogedor sabiendo que el salario medio per cápita de los trabajadores urbanos es de 1.400 euros al año aproximadamente.\nNo obstante, por el momento, el vehículo por excelencia para los nativos es la moto, pero no una moto cualquiera, sino eléctrica. No alcanza grandes velocidades ni puede hacer muchos kilómetros pero es barata, resistente, cómoda y muy ecológica. Tienen su propio carril y ya puede llover a cántaros, que miles de ellas te rodean allá donde vayas. Algunas de estas transportan plantas, cartones, hierros enormes o cualquier objeto que se les ocurra o necesiten. Nadie lleva casco pero tampoco parece importarles, van a su ritmo, sin prisa pero sin pausa.\n\n

    Sin embargo su conducción es totalmente anárquica y sin un sentido lógico. No existen carriles de adelantamiento, búscate la vida si quieres pasar a otros coches, autobuses o camiones, encuentra el hueco y sin dejar de hacer sonar el claxon juégatela. No importa que vayas pisando huevos por el carril de la izquierda o que te pares un momentito en el carril central a contestar una llamada, es algo natural. Lo sorprendente es que no se ven accidentes, la gente ha desarrollado una conducción basada en todo este tipo de actitudes tan extrañas para nosotros. En el coche el claxon es tu mejor amigo, cuanto más lo hagas sonar mejor, pero la gente ni se inmuta, ya pueden estar pitando 2 minutos seguidos a alguien que nada, ni se chillan, ni se ve ningún gesto despectivo, ni tan sólo se miran a la cara, “yo a la mía, el problema lo tienen los demás, ya se apañarán” deben pensar. Vehículos en dirección contraria es el pan nuestro de cada día, las cuatro luces puestas y si ganas tiempo en esa dirección adelante. Cuando ven esto otros vehículos, un pitadita con el claxon por si no se había enterado y a seguir. En los cruces pese a que hay semáforos prevalece la ley del más fuerte, sin contemplaciones.\n\n

    Ya sabéis que lo que más utilizo yo es el taxi y el autobús, pero ser peatón no tiene desperdicio, es una aventura. ¿Quieres cruzar? Entonces mira bien a los dos lados y échale un par de huevos, porque los pasos de cebra tienen únicamente función decorativa, y los vehículos no van a parar por tu cara bonita, si es necesario esprinta y no mires atrás.\n\n

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