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Volver del viaje migratorio anual es siempre emocionante. Deseo de todo corazón que todos lo consigan.\n\nPero me refiero a otro tipo de emoción: la que produce el regreso a la residencia habitual.\n\nYo, que soy de natural sensible (sí, ¿qué pasa?), no puedo evitar soltar varias lágrimas a lo largo del recorrido.\nSiempre me emociona facturar el equipaje sin problemas: primera lágrima.Si el vuelo sale a la hora que tiene que salir y llega a la hora que tiene que llegar: segunda lágrima. Cuando tras la dura carrera para llegar a las cintas de equipaje, encuentro la mía fácilmente: tercera lágrima. Si tras un buen rato de espera consigo ver mi maleta acercándose con ese gracioso templequeo que no sé a qué es debido y me recuerda el trotre de un cochino, prorrumpo en llanto abierto por un total de cuarenta y tres lágimas.\nSi al llegar a casa la puerta está cerrada y cuando entro estoy seguro de no haber recibido visita de los limpiadores de lo ajeno: ya no lloro. No señor, no lloro: me arrodillo en el salón y agradezco a los dioses paganos la deferencia.\n\nHoy he tenido suerte y me he hartado a llorar, ya estoy aquí de nuevo como dije que estaría (suena a amenaza).\nSólo quería saludar.\n\nP.D. ¿He hablado alguna vez de la policía local del concello de Nigrán en el Val Miñor, provincia de Pontevedra? Me parece que no. Ya contaré cómo he contribuido al presupuesto del concello. \n\n\n
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