He cambiado el horario y ahora viajo más temprano; gente nueva en los vagones y otras historias que contar.\nBueno, siempre que no sea lunes, porque los lunes son días de piloto automático y de permanecer en latencia hasta que el organismo se habitúa, después del fin de semana, a próximas exigencias. Por decirlo de forma resumida: los lunes por la mañana no pasa nada en el Metro de Madrid para contar y me cuesta mucho encontrar un tema. Por eso suelo tirar de repertorio y mientras viajo mirando a los pasajeros, voy pensando en algo que pueda servirme.\n\nEs conocido el poderoso influjo de la luna en nuestras vidas, y no me refiero a estúpidas supersticiones. Sin la presencia de la luna en la cercanía de nuestro planeta la vida no se habría desarrollado de la misma manera, ni mucho menos. El satélite sigue marcando como un reloj algunos procesos evidentes y observables como las mareas. Otros más curiosos y etéreos como los acontecimientos amorosos desarrollados en presencia de su luz. En fin, que tiene su importancia.\n\nAdemás tiene dedicado un día especial: el lunes. No sé a quién se le ocurriría decidir que el primer día de la semana se dedicara a la luna, pero estoy convencido de que es un factor fundamental en nuestra actitud de ensoñación durante gran parte de la mañana de los lunes.\n\nA veces me preguntan cómo se me ocurren estas entradas. Es sencillo, es consecuencia de un flujo mental:\n\n
He entrado en el vagón y he sentido la correspondiente bofetada de calor.
He mirado, compadeciéndome, a los pobres viajeros que portaban traje y corbata.
He visto a los famosos zombis desnucados de los lunes.
He pensado que el lunes es el día de la luna.
La luna genera las mareas.
He pensado en el mar, en mis vacaciones y en el calor.
Mar, vacaciones, calor. Mar, vacaciones calor. Mar, vacaciones, calor...
Una foto adecuada da soporte gráfico a este viaje en Metro de un lunes por la mañana.\n
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Sin la presencia de la luna en la cercanía de nuestro planeta la vida no se habría desarrollado de la misma manera, ni mucho menos. El satélite sigue marcando como un reloj algunos procesos evidentes y observables como las mareas. Otros más curiosos y etéreos como los acontecimientos amorosos desarrollados en presencia de su luz. En fin, que tiene su importancia.\n\nAdemás tiene dedicado un día especial: el lunes. No sé a quién se le ocurriría decidir que el primer día de la semana se dedicara a la luna, pero estoy convencido de que es un factor fundamental en nuestra actitud de ensoñación durante gran parte de la mañana de los lunes.\n\nA veces me preguntan cómo se me ocurren estas entradas. Es sencillo, es consecuencia de un flujo mental:\n\n 