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    Duelo (Copa América de 1987) Prints por Keith Reynolds\n\n

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    Ed salió de viaje con una pareja amiga suya. Durante todo el camino ellos se encargaron de decirle que allí estaba José, un chico bien parecido, de su edad, y bien situado. Estaban demasiado preocupados por su soltería y las horas de camino se le hicieron eternas escuchando lo joven y lo bonita que era y las posibilidades que tenía de encontrar una pareja.\n\n\n\n

    Maldita la necesidad que tengo de encontrar un hombre -pensó Ed. Si yo no necesito buscar novio, ¿por qué ellos necesitan que lo busque?. Esta gente no deja vivir en paz a nadie, ni aún siendo amigos. Todo el mundo te dice, te habla, te cuenta lo que tienes que hacer y te dicen lo que es mejor para ti. Y qué sabrán ellos de lo que yo quiero, qué sabrán de mi vida. Si lo sé no vengo, vaya barrila que me están pegando y nada, no hay manera, por más que les digo que ese tema no me lo toquen siguen con la matraca…\n\n

    Y llegaron a su destino. En frente del club de buceo estaban varias personas esperándoles. Y les ofrecieron cerveza fresca y algo de comer. \n\n

    - Siempre se agradece – pensó Ed. Parece buena gente. \n\n

    Pasaron allí la mañana, con las oportunas presentaciones, y al mediodía se encaminaron al hotel. Ed dejó la bolsa de viaje en la habitación. Apenas llevaba casi ropa: un par de pantalones, un par de camisetas, un vestido y prendas interiores. \n\n

    José, el chico tan nombrado, se presentó a la hora del café y la primera impresión no fue buena para Ed. No era guapo y hacía gala de lo que tenía y lo mucho que sabía. \n\n

    - Tengo un barco y soy buceador, también esquío en invierno. ¿Te vienes esta tarde a dar un paseo en él? – dijo José. \n\n

    - ¿Y por qué no nos vamos los cuatro?, ¿no será mejor? – respondió Ed.\n\n

    - No, no – replicó Marcia-. Nosotros después de comer siempre vamos a dormir un rato. \n\n

    - Hija de puta – pensó Ed. Ya está, ya me la está jugando. Esta quiere que me quede a solas con él, vaya manera de liarme.\n\n

    Y al final Ed aceptó. Fueron al muelle y salieron en el barco. No era tan grande ni tan bonito como él le había dicho pero eso a Ed no le importaba. Y surcaron el mar. \n\n

    La conversación, ya en alta mar, fue un tanto extraña. José le contó que hacía tiempo que buceaba y que tenía tres estrellas en el carné de buzo. Y que no habría nada más que le gustase que encontrar una mujer que tuviera sus mismas aficiones o mejor aún, que las aprendiese por y para él.\n\n

    - Oye… ¿Tú harías un curso de buceo para bucear conmigo? Te puedes bajar los fines de semana y luego, cuando aprendas, nos vamos los dos en el barco y nos metemos debajo del agua, ¿te parece?. Ahora, eso sí, el curso te lo pagas tú que para eso eres la que vas a aprender. \n\n

    - Hombre, sí, muy bonito. No te conozco y ya tienes la pretensión de que haga algo por ti. Si me pides esto ahora… ¿qué no me pedirás después?. Supongo que estarás de cachondeo…\n\n

    - No, no lo estoy. Mira, estas son las botellas de oxigeno y se cargan en el club, este es el respirador y este el reloj de tiempo, el traje tiene que ser de neopreno y…\n\n

    - Calla, calla, que yo no voy a bucear contigo.\n\n

    - Mujer, si empiezas poco a poco. Además yo tengo amigos que te pueden asistir en el bautizo. Luego, en invierno, también puedes aprender a esquiar, dan cursos intensivos de quince días.\n\n

    - Que no, chico. Que tú estas loco.\n\n

    - Y tú más loca todavía. Además, no sé por qué te digo esto, no eres tan guapa como me decían ni me pones… Así que, ¿para qué quiero estar contigo?. Bueno, si aprendes y vienes conmigo tengo compañera para bucear o esquiar y para compartir gastos, pero nada más… \n\n

    - Pero, ¿quien te has creído que eres?, ¿cómo te atreves a hablarme así?, ¿es que te crees mejor que nadie?. Pues que sepas que tú tampoco me gustas.\n

    Y de pronto, el barco hizo un ruido extraño y se paró. \n\n

    - ¿Qué pasa? – preguntó Ed.\n\n

    - No lo sé, tiene pinta de ser el motor.\n\n

    - Lo que faltaba. ¿Puedes arreglarlo?\n\n

    - Voy a intentarlo. \n\n

    - Creo que es mejor que llames y que nos vengan a buscar. \n\n

    - No, no llamo a nadie. Lo arreglo yo. \n\n

    - Llama a alguien. No tienes ni puta idea de motores. \n\n

    - ¿Por qué te pones la camiseta? Estas mejor sin ella. \n\n

    - ¿Qué quieres, que me queme?. Preocupate de arreglar el motor y deja de mirarme las tetas. Pide ayuda. Hace mucho calor. Nos vamos a deshidratar. Pásame el agua. Joder, y no veo tierra, qué agobio. \n\n

    - Tardarán en venir a buscarnos. Quítate la camiseta. \n\n

    - Tu eres idiota.\n\n

    - Y tú imbécil.\n\n

    - Me estás cansando. \n\n

    - Y tú a mi. \n\n- Hay, madre mía, qué hartazón, qué hartazón… Quién me mandará a mí... - ser repetía Ed una y otra vez, cansada y agotada por lo absurdo de la conversación. \n\n\n\n

    Y así, pasaron dos horas, discutiendo al sol, hasta que vinieron a buscarles.\n\n\n\n

    Minea\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n

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  • 2008-08-18 21:42:45
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  • 7- Ed y el buceador
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