Vic fue la primera persona que me hizo ver que, aún estando muy lejos de casa, la vida podía ser muy agradable, a pesar de todo. Me abrió las puertas de su hogar y de su familia; me hizo partícipe de las fiestas de cumpleaños, de sus "garage sales", de sus recorridos por las "craft shops", de sus composiciones musicales, de su arte culinario, de su vida... Años que recordaré siempre con mucho cariño, aunque en mi otra vida, en mi "vida privada", las cosas no fueran tan bonitas.\n\n
\nElla era algo menor que yo, pero sintonizábamos de tal manera, que no podíamos dejar pasar un sólo día sin saber la una de la otra. La mayor parte de los días, salía de la oficina y conducía hasta su casa, a la que, con muchísima diferencia, prefería ir antes que a la mía, y de la que siempre salía despidiéndome de ella con un fuerte abrazo y un dulce recuerdo del postre casero que había incluido en la cena.\n\n
Sus hijos me acabaron "adoptando" como tía suya, aunque, debido al idioma, les costaba un poco pronunciar el nombre entero, así que lo dejaban en "Aunty Carrr" o incluso "Mary Carrrnes"... (nunca supe a ciencia cierta si el problema de la pronunciación era real o sólo una nota irónica en relación a los kilos que me sobraban).\n\n
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Ese último viaje que hice con ella a las Niagara Falls no fue especial sólo porque fuéramos juntas, si no por todo lo que tuvimos ocasión de hablar después de llevar unos años sin vernos. A cada una de nosotras le habían pasado cosas en sus respectivas vidas que, lejos de apartarnos, nos unieron algo más.\n\n
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Por eso, hoy, he vuelto a rememorar nuestra imagen, en lo alto del precipicio, tras la barandilla y frente al estruendo que provocaba la gran “Horseshoe”, recibiendo en el rostro toda la humedad que bailaba sin cesar en aquel aire tan limpio, y observando en silencio cómo el “Maid of the Mist” se acercaba peligrosamente a la gran cascada.\n\n
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Un tiempo después de aquella última visita que le hice a Vic, pasó algo que nos distanció; se lo noté en su manera de escribir en las (cada vez menos frecuentes) conversaciones que manteníamos en el Messenger. Sé, con una certeza que duele en lo más hondo, que soy la causa de ese distanciamiento, y me gustaría tener la ocasión de hablar del tema con ella. Quizás, algún día lo consiga, pero mientras tanto, y desde aquí, sólo puedo decirle “Vic, my dearest friend, I miss you a lot...”