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  • Acabo de entrar por fin en Santiago. Y como siempre, me he emocionado. No hay peregrino, por insensible o ateo que sea, al que tras ese montón de kilómetros, días y penalidades sufridos, no se le empañen los ojos cuando se encuentra por fin ante esa obra sublime del ser humano que es la fachada del Obradoiro de la catedral compostelana. La hicieron para eso, para impresionar. Para que te des cuenta de que lo mejor de los diversos Caminos a Santiago es que no terminan en cualquier lugar, no. Terminan en Santiago de Compostela, una ciudad única. El mejor regalo para una aventura al corazón de ti mismo. \n\nCompostela se hace en torno a la campana, decía Torrente Ballester. La campana inunda la ciudad de tonos de bronce. Y la piedra de las iglesias, de los conventos y de los palacios, animada por ese tañir interminable, destila la humedad y la nostalgia de una ciudad sumida en la niebla. En Santiago se oye de continuo el repiqueteo de las campanas, muchas campanas, sones de ultratumba, ecos misteriosos que día a día, siglo a siglo, han marcado el tempo humano, el ritmo cadencioso de una ciudad de silencios.\n\nCompostela es la patria de la contradicción, una ciudad vieja nacida de un camino de peregrinación en la alta Edad Media, donde bulle la nueva Galicia. Una mezcla de lo más nuevo y lo más arcaico a la que, como dice el escritor gallego Suso del Toro, “parece que le faltara el siglo XIX y parte del XX”. \n\n\n\nUna vez aquí hay varios ritos que cumplir. Primero, subir los 33 escalones de la entrada principal (qué número más cabalístico, ¿verdad?) poner la mano en el parteluz del Pórtico de la Gloria (en la foto contigua) y pasar bajo él. El Pórtico de la Gloria era la fachada de la vieja iglesia medieval, la joya del románico compostelano. Tan soberbia que cuando se hizo la ampliación barroca no se derribó sino que se conservó tras la nueva fachada, por eso la catedral de Santiago tiene dos pórticos de entrada contiguos.\n\n\n\n\n\n\n\nLuego hay que ir a la oficina del peregrino y enseñar la credencial en la que te han ido sellando en los lugares de paso para que den la Compostela, un documento en latín que acredita que has peregrinado “bajo pietatis causa”, es decir, con devoción cristiana. Como la iglesia está con la mosca detrás de la oreja porque esto de la peregrinación se les está convirtiendo en un viaje turístico, se han inventado otra Compostela laica, para los ateos como yo, que no viajamos por “pietatis causa” sino por otras muchas causas que creemos tan nobles o más que las de ellos (pero esa es otra historia). \n\nTodo eso pasa en Compostela. Todo en torno a un mito, la supuesta tumba de un apóstol, de más que dudosa veracidad. Pero eso es lo de menos. Sean de quien sean los huesos que se conservan en el relicario del altar Mayor, la magia de Compostela sigue siendo capaz de convocar a gentes del mundo entero, como lo lleva haciendo desde hace 1.200 años. Por algo será. Ya lo decía Gonzalo Torrente Ballester: “No lo olvidéis. Solo quienes conserven el poder de asombrarse, entren en Compostela”\n\n\n\n\n
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  • 2008-10-24 09:42:15
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  • Por fin, ¡Santiago!
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