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  • Uno de los mayores problemas de Cuba es el transporte público. Un extranjero puede alquilar un coche pequeño por el desorbitante precio de 80 € diarios, pero el cubano de a pie tiene que sufrir un sistema de transportes estatales caduco, insuficiente, ruidoso e incomodo donde los haya. Es una de las espinas de la Revolución. \nPor eso las carreteras de Cuba están llenas de gentes que agitan la mano tratando de parar cualquier cosa que se mueva. Algunos incluso muestran un fajo de pesos cubanos en señal de que están dispuestos a pagar por el favor.\n\nA la salida de Sancti Spiritus paro a una señora de mediana edad que hace autostop sola en el arcén. Viste como una quinceañera pero va pintada como una drag-queen. Se llama Nancy y según me cuenta se dirige al hospital de Cabaiguán al que tiene que ir tres veces a la semana para unas sesiones de rehabilitación en el brazo. Solo hay una guagua (autobús) a las seis de la mañana desde su pueblo y además hay que ir de pie, enganchada al pasamanos, lo que le agrava su dolencia. Por eso prefiere hacer autostop, aunque le suponga estar horas bajo el sol o la lluvia. \n\nA Nancy se le nota que no tiene estudios, pero es más locuaz que algunos otros funcionarios y funcionarias que he recogido estos días en autostop. Y a diferencia de aquellos y aquellas, no tiene ningún problema en hablar de las penurias que soporta la población. Tenía un buen trabajo en el que ganaba hasta 1000 pesos al mes (30 €) pero lo tuvo que dejar porque estaba a más de 20 kilómetros de su casa y sin posibilidad de transporte público. Tiene un hijo de 18 años que aún no puede trabajar legalmente porque no ha hecho el servicio militar, su marido la abandonó y el sueldo mínimo que le pasa ahora el Estado, 10 €, no le da ni para comer. A las tiendas de racionamiento de su pueblo no llegan ni huevos, ni carne, ni ningún producto más allá que los básicos. El papel higiénico, el jabón o la pasta de dientes incluidos en la cartilla de racionamiento llegan, si llegan, un mes si y otro no (“el que no llega, no te lavas los dientes”, dice con sorna). Los puedes comprar en las tiendas de pesos convertibles donde hay de todo, pero una pastilla de jabón cuesta allí casi un tercio de su sueldo. “Si, algo está cambiando en Cuba”, me dice. “Ahora a lo cubanos nos dejan ir a los hoteles de turistas, a 25 dólares la noche, pero sabe, m’ijo, para cuando yo he logrado reunir 25 dólares me los tengo que gastar en un par de zapatos nuevos para mi o para mi hijo, no en una noche de hotel”. \n\nLe digo que tengo en la maleta varios tubitos de jabón, champú y pasta de dientes y que en cuanto paremos se los voy a dar. Y sus ojos chispeantes, enmarcados en una sombra imposible de color azul celeste con estrellitas de purpurina, se humedecen. Y los míos, también. \n\n\n
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  • 2008-09-05 23:05:17
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  • La sombra de ojos de Nancy
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