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  • Decididamente, no hay nada como viajar para aprender. O al menos para tener elementos con qué comparar. Cuando llegue a San Andrés me pareció una isla tranquila, con mucha vida local y poco arrasada por los megarsort de mil habitaciones típicos del Caribe. Pero ahora que acabo de aterrizar en Providencia, la segunda isla de este archipiélago del Caribe colombiano, me doy cuenta de que ésta es todavía más natural, menos masificada y con más vida autóctona que San Andrés. No es que haya dejado de gustarme San Andrés, pero según qué busques es todavía mejor Providencia.\n\nY ese que busques está claro: ecoturismo, naturaleza relativamente intacta, playas casi solitarias, inmersión en la vida de una genuina comunidad afrocaribeña y muuuuuucha, pero muuuuucha tranquilidad. La isla perfecta para ir en pareja en plan romántico. Poco apta en cambio para quienes prefieran algo más de marcha nocturna, shopping o complejos hoteleros con muchos servicios. Que es una forma tan válida de pasar unas vacaciones como cualquier otra, que conste.\n\nA Providencia fue donde arribaron en 1629 los puritanos baptistas ingleses a bordo del “Seaflower” para fundar el primer asentamiento estable del archipiélago. A lo largo de los siglos la isla ha cambiado de manos repetidas veces: inglesa, española, otra vez inglesa, refugio de piratas… incluso durante un tiempo perteneció a una hipotética República independiente de Argentina y Chile instaurada por un francés llamado Aury. En la isla había maderas nobles y se podía cultivar el algodón. Pero hacía falta mano de obra barata y esa la aportaban los esclavos negros. Cada comunidad trajo los suyos y cuando los amos europeos se fueron o murieron, los esclavos quedaron en la isla. Por eso la mayoría de sus habitantes son de color o mestizos, hablan inglés y creole y profesan en buena medida el protestantismo. \n\nA mi Providencia me ha enamorado, aunque no se si sería capaz de quedarme a vivir aquí. Demasiado sosiego para un culo inquieto. Me ha enamorado porque no conozco otra isla del Caribe en la que no haya ni un solo – ni uno solo, sin exagerar – edificio moderno o en altura. Lo más alto de la isla es la torre de control del aeropuerto. Todo lo demás son casas tradicionales afrocaribeñas de planta baja sobre pilotes de madera, con colores alegres y tejados de chapa pintados de rojo o verde. Solo hay una carretera que circunvala esta isla volcánica; el interior hay que recorrerlo a pie. El aeropuerto es de juguete y solo admite aviones de 18 pasajeros. Puedes dejar el coche con las llaves puestas o la puerta de la habitación abierta que nadie la va a tocar. Y los isleños controlan la inmensa mayoría de establecimientos turísticos, en vez de grandes empresas o multinacionales. \n\n\nTodo esto se debe a la tenacidad de la comunidad local que ha impedido -de momento- que su isla quede en manos de grandes cadenas hoteleras y que se construyan infra-estructuras turísticas desmedidas para el tamaño y los recursos de una isla de 17 kilómetros cuadrados y 5.500 habitantes (San Andrés tiene 27 km cuadrados y 60.000 habitantes oficiales, aunque es posible que lleguen hasta los 100.000). Hay una fuerte contestación vecinal a ese tipo de desarrollo, un alto grado de conciencia ecológica y bastante unidad en la idea de que deben de preservar la autenticidad de su isla, sin renunciar a que lleguen turistas. Otra cosa más compleja es cómo conseguirlo.\n.\n\n.\n\n\nPOSDATA: Para ET y sin que sirva de precedente. Me & Mr. Alpañez pasándolo duro en esta ajetreada isla (como estoy celoso no he querido poner una foto solo de él).\n\n\n \n\n\n\n\n
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  • 2009-02-27 03:01:20
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  • Una isla de Providencia
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