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 Hay una parada obligada cuando vas en ruta hacia el gran sur de Marruecos. Es a la salida de Azrou, cuando tomas el desvío hacia Midelt y Er Rachidia. De repente te ves atravesando unos bosques diferentes a los que has visto antes, de aspecto un tanto fantasmal. Además si te fijas bien, hay pequeñas criaturas que se mueve con rapidez entre las ramas o por el suelo. \n\nPero no estás en El Señor de los Anillos. Estás atravesando los famosos bosques de cedros del Atlas medio, donde vive una de las últimas comunidades de monos de Berbería, una especie de macaco que solo puede verse aquí y en Gibraltar. Los únicos homínidos de Europa y del norte de África, aparte de nosotros, claro.\n\nLos más famosos son estos, que habitan en unos bosques de gigantescos cedros entre Ifrane, Azrou y la estación de esquí de Mischliffen. Una zona de paso obligada cuando bajas a Tinerhir, a las dunas de Merzouga o a la ruta de las kasbahs. Le han perdido el miedo al hombre y se acercan a la carretera en busca de comida. Por lo que he leído, no son originarios de aquí. Los hubo de forma natural en Europa y África, pero desaparecieron en la última glaciación. Estos ejemplares - y los que los ingleses cuidan como si fueran sus hijos en Gibraltar -deben de ser descendientes de alguno traído por el hombre en cautividad que escapó y se asilvestró.\n\nPero aparte de los macacos, lo más impresionante de esta zona, lo que obliga a hacer un alto en el viaje, estirar las piernas y sacar la cámara de fotos son los enormes cedros que cubren las montañas. Un espectáculo visual, porque estamos acostumbrados a ver cedros sueltos en los jardines de Europa, pero no extensos bosques como éstos, con ejemplares que llegan a alcanzar 40 metros de altura y más de 800 años de antigüedad. Ya os lo dije, Marruecos es un país lleno de sorpresas.\n\n \n\n\n\n
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