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Marrakech no es una ciudad de arquitectura espectacular. Si exceptuamos la Kutubia, hay pocos edificios que destaquen por su magnificencia. Su magia radica en los pequeño, en lo minúsculo. En los claroscuros que convierten sus zocos en un laberinto en blanco y negro.\n\nAl norte de la gran plaza de Djemma el Fna se extiende lo mejor de la medina de Marrakech, zocos medievales donde se vive y se comercia igual que hace siglos. El verdadero túnel del tiempo. Laberintos existenciales de telas y de babuchas, de pieles curtidas, de metales, de frutas frescas y piedras preciosas, de perfumes y quincallas, de olores y sabores, de joyas y baratijas para los turistas. Los intestinos de una ciudad anclada en el pasado donde los sonidos del exterior se amortiguan y el tiempo corre de diferente manera. ¿Cuantas de nuestras ciudades fueron así? En la mía natal aún hay una calle que se llama Trapería.. y otra, Platería. ¿Somos tan distintos?\n\nPero mejor os lo cuento con más imágenes. Porque los zocos de Marrakech son un festín para la vista (y los demás sentidos).\n\n.\n .\n\n .\n De todas formas, y con permiso de los marrachís, a mi me gusta aún más la medina de Fez. ¡Qué le vamos a hacer!\n\n .\n\n Para saber más de los zocos de Marrakech, ésta es una buena página.\n\n
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