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  • MADRID-ESTAMBUL EN AUTOBÚS, DÍA 3\n\nDesde Milán tomo un autocar a Venecia. Va lleno de estudiantes. Y desde Venecia otro a Trieste. Pero llego tarde. Por sólo diez minutos he perdido el único autobús diario que enlaza esta ciudad fronteriza con Ljubljana (léase Liubliana), la capital de Eslovenia. \n\n\n
    El viejo Triestre destila literatura de la buena
    \n\nTrieste es una de las ciudades más literarias de Europa. Es la ciudad de Svevo, de Rainer Maria Rilke, de James Joyce, de Claudio Magrís. Paseas por el puerto y sientes la presencia abrumadora de tantas páginas escritas aquí por tan selecto elenco. Pero quiero salir pronto de Trieste, quiero salir de la civilizada UE, donde todo es casi tan perfecto que nunca pasa nada.\n\nQuiero llegar ya a los Balcanes. Así que decido que no me merece la pena perder un día para salvar los 150 kilómetros que me separan de la capital de Eslovenia y compro un billete para el tren que parte hacia Ljubljana a las 16.48. En él viajamos cuatro gatos. Después del bullicio de los transportes italianos, tanto silencio acentúa en mi interior esa percepción de tristeza y nostalgia que inevitablemente ataca a los viajeros solitarios al menos una vez en su recorrido. Por fortuna, la belleza de los bosques de haya y roble vestidos de otoño que cubren los Alpes Julianos dulcifica la travesía.\n\nSiempre que viajo a una ciudad del ex-bloque del Este me asalta la misma sensación de dirigirme a un lugar triste, gris y melancólico. Con esa idea me bajo del tren en la estación de Ljubljana, pero apenas entro al vestíbulo de la estación el tópico se desvanece. La capital eslovena rebosa de gente joven, de ambiente callejero, de luces, de terrazas… Una vez en la calle, una patinadora casi me arrolla y veo gente en bicis por carriles especiales para las dos ruedas. Una ciudad donde la gente se desplaza en patines y bicicletas debe ser agradable a la fuerza. \n\nLa estación de autobuses comparte edificio con la del ferrocarril. Me aseguro de los horarios de mañana para Zagreb (tres enlaces diarios, pero todos muy temprano) y busco un hotel. Cuando salgo a cenar llega la verdadera sorpresa. Ljubljana, ”la amada” en esloveno, es una preciosidad de ciudad, una cajita de bombones ceñida por bosques de coníferas y un río que ata la ciudad vieja al cerro del castillo. Podría pasar por una miniatura de Praga. Aunque noviembre se barrunta ya en el horizonte la temperatura es primaveral y los restaurantes sacan a la calle mesas adornadas con velas en las que una multitud de gente joven ríe, bebe y charla.\n\nPodría caer enamorado aquí, ahora mismo, en esta hermosa ciudad de nombre impronunciable.\n\n\n
    Ljubljana, la capital eslovena, es una Praga en pequeñito
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  • 2010-10-06 08:21:06
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  • Última salida a los Balcanes
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