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  • Las costas del sur de Tailandia, en el mar de Andamán, están habitadas por una etnia singular: los moken o chao le, conocidos como gitanos del mar. \n\nLos chao le (que en tailandés significa "gente del mar") son un pueblo nómada, que lleva varios miles de años vagando por estas costas del sudeste asiático y sobreviviendo con un singular método de pesca. Hablan un dialecto del malayo mezclado con el tailandés, son budistas, aunque en realidad creen más en los espíritus del mar que en otros dioses terrenales y sufren el desprecio de los tai, que les consideran gente poco culta, aferrados a sus costumbres, que se casan muy jovenes, que tienen muchos hijos y que no se integran en la sociedad. \n\nHay muchos chao le en el parque nacional de Tarutao así que no me fue difícil contactar con un grupo y quedar una mañana para salir a pescar con ellos. El único problema fue que unos nómadas no entienden ni de tiempo ni de espacios concretos, así que no estaban ni a la hora prevista ni en el lugar acordado.\n\nAún así, el barquero que me llevaba los encontró sin mucha dificultad. Ellos ni se inmutaron al verme aparecer ni hicieron ademán de frenar su tarea para que me uniera al grupo. Simplemente siguieron pescando. Así que me ajusté el traje de buceo, empuñé la cámara submarina y me lancé al agua en pos de ellos. \n\n\n
    Dos chaole arrastran una jaula por un fondo arenoso a 15 metros de profundidad para colocarla en un lugar propicio frente a la isla de Adang\n
    \nAquí es cuando viene la explicación del increíble sistema de pesca de los chao le: se sumergen con una simples gafas submarinas por todo equipo y una manguera de goma que conecta con un compresor que va en la barca para respirar. No usan aletas, ni traje de neopreno, ni profundímetro ni nada. Ni saben nada de descompresión, ni de accidentes vasculares por microburbujas ni otras zaranjadas del submarinismo moderno.\n\nSe sumergen cuatro, cinco, ocho, hasta veinte veces al día, a profundidades de hasta 30 o 40 metros, para colocar a mano unas jaulas que construyen con redes y bambú. Pocos días después vuelven a por ellas con un increíble sentido de la orientación. Caminando por el fondo del mar, amarrados a una cuerda y con el tubo por el que les llega el aire metido dentro de las gafas, localizan de nuevo la jaula y la izan a la pequeña barca de madera.\n\nHabía leído muchas cosas sobre los gitanos del mar, pero ningunos de los autores a lo que leí había estado allá abajo viéndolos faenar. Así que pensé que la mejor manera de saber cómo son los gitanos del mar y cómo viven era ir al fondo con ellos.\n\n\n
    Hoy ha habido suerte. La jaula tiene unos 30 peces de todos los tamaños. Quitan las piedras de coral fósil que usan para lastrarla antes de iniciar la subida con ella.\n
    \nFue una experiencia sin igual. Para empezar, me sentía ridículo con todo el aparataje (chaleco, botella de aire comprimido, ordenador, doble regulador, traje de neopreno, etc, etc) que los mortales necesitamos para bajar a esas profundidades. Ellos iban, ya lo veis en las fotos, con zapatos y pantalones, pasando olímpicamente de las medidas de seguridad que obligan a hacer paradas intermedias en las subidas y tiempos concretos de descompresión.\n\nNunca había visto a nadie caminar por el fondo del mar. Y además, lo hacían con tal rapidez que me costaba seguirlos con mis modernas y aerodinámicas aletas.\n\nA veces llega algún chao le al dispensario de Ko Lipe bastante afectado por un accidente de descompresión. Los médicos y los instructores de buceo tratan de explicarles lo que es la presión parcial de los gases, las microburbujas de nitrógeno, la necesidad de subir despacio para descomprimir… pero a ellos la ley de Boyle-Mariotte se la trae al pairo. Para un chao le es un designio de los dioses del mar, un castigo divino por algún pecado cometido. Y se mueren sin aceptar una mala bocanada de la mascarilla de oxígeno.\n\nCon todo, me pareció que el mayor peligro de su vida laboral no es una accidente de descompresión, sino los vetustos compresores que usan. Teníais que haber visto la cara de los que estaba en la barca, dándole golpes al viejo aparato de gasoil, cuando éste empezó a petardear amenazando con pararse. Lo que no podía ni imaginar era la cara de los dos que estaban abajo, a 25 metros, cuando el aire empezara a llegarles también a petardazos. \n\nLos gitanos del mar practican una pesca sostenible. Su sistema de captura no permite grandes tonelajes y solo extraen lo que necesitan para el autoconsumo. Pero su medio de vida se ve alterado por la sobrepesca a la que están sometidas estas costas de Andamán. Cuesta ver un pez grande cuando te sumerges por estos lares y a los chaolés les cuesta cada vez más llenar sus jaulas.\n\nLlevan 4000 años vagando por estas agua con sus barcas de madera y sus jaulas de bambú. Pero la verdad, no se si durarán 100 más así. \n\n \n\n
    Con la misma facilidad con que bajaron, suben empujando la jaula. Ni chaleco, ni botellas ni parada de seguridad ni tonterías de carné PADI. Según leyes de la física, los chao le deberían de estar muertos varias veces. Pero siguen vivos... y coleando. \n
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  • 2010-12-16 18:00:21
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  • Buceando con los gitanos del mar
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