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  • 14 febrero al 2 de marzo \n

    A diferencia de otros viajes, cuando decíamos que nos íbamos a Nueva Zelanda, lo primero que nos preguntaban es ¿por qué tan lejos?\n\n

    Mucha fueron las respuestas que dábamos, las tres parejas, Isabel y Gabriel, Marisol y Juan Carlos y nosotros, que nos embarcábamos en ello, pero quizá ninguna de las respuestas definía claramente lo que nos llevaba hasta las antípodas, quizás recordar nuestros sueños infantiles cuando pensábamos en hacer el agujero que llegara hasta el otro lado de la tierra, sería la mejor respuesta... pues eso, cumplir un sueño.\n\n

    Empecemos por lo peor, aún que esperado: los vuelos. Escarmentados de correr por los aeropuertos, planificamos las escalas con plazos suficientes, pero entre la niebla de Londres y la ineficacia de algunos tripulantes de Iberia, nos vemos en Heatrow negociando con AirNewZeland la forma de solventar la pérdida del enlace hacia Los Ángeles. La angustia de que te amenacen con 48horas de plazo para el siguiente vuelo cuando acabas de empezar el viaje es de esas experiencias que resulta, a la vuelta, enriquecedora para valorar aspectos de atención al cliente y de valor del tiempo. Tras cinco horas de discusiones, llamadas a nuestro amigo Javier de la agencia de viajes, cambios de recorrido, tarjetas, terminales... que sí que cinco tienen plaza, diez minutos más y ya está los seis volamos vía Hong Kong. Estancia gratuita en los pasillos del aeropuerto de HK y tres horas después volamos hacia Auckland.\n\n

    Al cabo de 36 horas de haber salido de casa llegamos; ni jet lag, ni sueño sólo cansados de aeropuertos, es mediodía.\n\n

    Auckland vive de cara al mar así que lo primero los paseos por el puerto, las primeras fotos y finalmente, como era 14 de febrero celebramos nuestro día de los enamorados en un restaurante asiático junto al propio Hotel Stamford dónde estamos alojados. Algunos disfrutamos de la cena otros se duermen antes del segundo plato, gajes del oficio de viajero, pero valdrá la pena.\n\n\n

    15 Febrero 2008 \n\n

    Visitamos el centro y el Puerto de Auckland, conocida como “La Ciudad de las Velas”, bañada por el Mar de Tasmania y el Pacífico, nos llevan hacia la Costa Oeste para apreciar la belleza de sus bosques y playas salvajes. De regreso visita del Sky Tower, de 328 m de altura dónde además de unas magnificas vistas y sus correspondientes fotos podemos disfrutar de los impresionantes saltos que algunos valientes realizan desde lo alto, sujetos por una goma y con toda la espectacularidad de pararles frente a los miradores para trasladarnos a los turistas parte de la emoción. Por la tarde aprovechamos para trasladarnos en barca a la isla volcánica, Monte Victoria, situada frente al puerto, allí tras un breve paseo llegamos a la cima del volcán desde el cual se divisa toda la ciudad de Auckland y la hermosa bahía de salida hacia el Pacífico. A la vuelta cenamos en el espectacular Harbourside, un restaurante situado en el puerto en el que se encuentra clientela tanto turística como propia de la ciudad.\n\n

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    16 Febrero 2008 \n\n

    Visitamos el Museo de Auckland dónde nos vamos acercando a la cultura maorí y a su origen procedente de viajes desde las islas polinesias. Salimos en bus hacia Waitomo, dónde el jade es el protagonista por lo que ahí estamos corriendo de tienda en tienda para encontrar la ganga que todos sabemos no aparecerá pero que en el fondo nos lleva a mantener los negocios tradicionales de la zona que tampoco es mala cosa. Visitamos en la ruta las “Cuevas de las Luciérnagas”, no hace falta explicar el por qué del nombre. Llegada a Rotorua, de arraigada tradición maorí y rebautizada como ‘Ciudad del Azufre’ por su impresionante actividad geotermal, nos alojamos en el hotel Millennium Rotorua. Al atardecer llegamos al marae, lugar de reunión de los maoríes, dónde veremos una tradicional, lógicamente revestida para turistas, ceremonia de recepción, danzas y canciones tras lo cual degustamos una Cena Hangi. \n\n

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    17 Febrero 2008 \n\n

    Visita de la reserva termal de Waimangu, extenso valle con abundante actividad geotermal, bosques y lagos de aguas cristalinas como los lagos Azul y Verde. Continuación a Te Puia (antes llamado Whakarewarewa): Reserva Termal y Centro Cultural Maorí, con espectaculares géiseres y depósitos de sílice y barro en ebullición. Visita de una Kiwi House para conocer el ave nocturna Kiwi, símbolo de Nueva Zelanda. \n\n

    Aquí al acabar la excursion aprovechamos para realizar una de nuestras tradiciones viajeras: “jugar al golf ”, claro que jugar al golf junto a lagos termales de aguas sulfurosas, a mitad del precio que nos costaría en nuestro país, bien vale la pena. Tras el partido una marcha de otra hora hasta el hotel y a cenar.\n\n

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    18 febrero 2008 \n\n

    Volamos a Queenstown, no sin los avatares propios del tema, nuevamente incidencias, quieren dejarnos a algunos en tierra para volar horas después, discusiones, negociación y al avión nos vamos todos. El vuelo impresionante entre otras cosa por que pasaremos junto al monte Cook, haremos escala y finalmente aterrizamos en Queenstown. Por esas cosas que tenemos los viajeros, me recuerdan sus calles llenas de tiendas, bastantes de deportes, a Andorra, qué tendrán que ver?, bueno algo sí a Queenstown se le conoce por la capital mundial del deporte de aventura y se respira actividad deportiva, pero en este caso mar y montaña. \n\n

    Llegamos y subimos al Bob’s Peak con bellas vistas sobre la ciudad, el lago Wakatipu y las montañas “Remarcables”. Desde esta montaña es habitual el salto con parapente lo cual nos propicia bellas fotos de la ciudad, con el campo de golf, al que pretendíamos ir pero no pudimos por falta de tiempo, al fondo y los vuelos entre ambos. Lo que sí pudimos experimentar es una bajada en carrito tipo bobslit. Nos alojamos en el hotel Millennium Queenstown y rápidamente hacia el puerto a coger una barcaza de vapor para realizar una excursión marítima para posteriormente hacer nuestro paseo de rápidas compras y cena de pizzería.\n\n

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    19 Febrero 2008 \n\n

    Excursión en bus a Milford Sound, en el corazón del Parque N. de los Fiordos, dónde realizamos un mini-crucero con almuerzo por el Fiordo Milford que nos llevará hasta el Mar de Tasmania, con magníficas vistas del Pico Mitre (quizá la más tradicional foto) y las Cascadas Bowen.\n\n

    Para regresar a Queenstown existen varias alternativas, uno de los treckings tradicionales, el bús o la que elegimos, el helicópteros. Tras las discusiones habituales en estos casos, conseguimos que el grupo completo se suba a un helicóptero y así podamos hacer el regreso juntos, las vistas son sensacionales, en principio el fiordo, a continuación los glaciares a los que el piloto nos acerca para poder observarlos con la emoción que se merece la naturaleza intacta e impresionante; seguimos hacia las montañas repletas de lagos y tras quince minutos de vuelo nos posamos en lo alto de una de ellas dónde la nieve perpetua permite unas vistas y emociones que ninguna fotografía puede transmitir adecuadamente, volvemos a volar sobre Te Anau y Wakatipu hacia el pico de las Remarcables dónde un nuevo aterrizaje permite desde la perspectiva de Frodo (ahí se rodó parte del Señor de los Anillos) ver Queenstown, su puerto y valle, tras el aterrizaje y mientras la adrenalina regresa a sus niveles habituales, cenamos en....\n\n

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    20 Febrero 2008 \n\n

    Antes de dejar Queenstown nos hacemos fotos junto al hermoso lago que nos separa del golf, recuerdo a Jim Lapsley, professional de este campo, con quien jugué un partido en Castellón y me recomendaba su visita, “sorry” otra vez será, pero desde luego vale la pena esta ciudad. Salimos a media mañana en bus hacia el histórico pueblo de Arrowtown, de la época de la Fiebre del Oro, y el excitante Bungy Bridge dónde dicen se inventó el puenting. Wanaka, situado en las orillas del lago es un pueblecillo encantador, estamos alojados en el Edgewater Resort y desde ahí hacemos una caminata de 20 minutos hacia el pueblo, lo componen cuatro calles y una gran explanada dónde los chicos y mayores juegan al cricket. Tras la cena que compartimos con nuestros amigos murcianos, XX, y aprovechando una hermosa luna llena y la luz de los móviles vamos por la orilla del lago hasta el hotel, el lago rodeado de montañas, con los reflejos de la luna resulta sobrecogedor-\n\n

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    21 Febrero 2008 \n\n

    Otra vez al bús por una de las carreteras mas bellas de Nueva Zelanda, atravesando el Haast Pass hasta la región de los glaciares. Al llegar a Fox, nos emplazan para después de comer para iniciar, los que así lo tienen planeado el trecking por el Fraz Josef, así que en invitamos a Mario a que nos acompañe a tomar algo a la cafetería, será nuestro inseparable compañero a partir de ahí. \n\n

    El trecking se inicia con alguna parafernalia para turistas, como revisar botas a los que las llevan, alquiler a los que no las llevan, autobuses privados hasta la base del glaciar algo masificado pero a partir de ahí, la verdad de la naturaleza. Guiados por una amable guia noruega, nos dirigimos por un bello sendero de montaña, que incluye algún paso ayudado de cadenas, durante una hora hacia el glaciar que a medida que nos acercamos nos parece más majestuoso. Al llegar y una vez nos ponemos los grampones correspondientes y con la ayuda de bastones recorremos durante una hora la lengua del glaciar observando las grietas, huecos y recovecos que va creando el agua en su proceso de avance y deshielo. Disfrutar simplemente paseando por un glaciar, es una buena forma de alimentar valores que quizá posteriormente pongamos en práctica para el cuidado de la naturaleza.\n\n

    Cenamos en el propio hotel ya que el pueblo tiene poco más que ver.\n\n

    22 Febrero 2008 \n\n

    Nos acercamos por la mañana al otro glaciar de la zona el Fox, que observamos sin recorrer dado que en estos momentos se encuentra protegido dado su deterioro por el calentamiento. De ahí nos dirijimos hacia Punakaiki, pasando por la localidad de Greymouth y visitamos en ruta una típica fábrica de “pounamo” (jade de nefrita) en Hokitika. Al llegar a Punakaiki visita de las formacions conocidas como “Pancake Rocks”. Nos alojamos en el hotel Punakaiki Rocks. Como tenemos la tarde libre, así que tras consultar a los locales, salimos a realizar nuestro particular ruta por el interior del bosque, sin más compañía que las aves y caballos, vamos en paralelo al rio y dejando a la espalda el mar de Tasmania, una tranquilidad absoluta nos acompaña a pesar de estar junto a uno de los puntos más turísticos del país.\n\n

    La cena en el hotel, además de las conversaciones de bús, nos permite conocer major a algunos de los compañeros italianos del viaje, una pareja de recién casados y sobre todo a Mario un octogenario con una fuerza envidiable y que levanta admiración en todos, hasta el punto de abrir una amistad que nos llevará a reencontrarnos a nuestra vuelta a Europa\n\n

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    23 Febrero 2008 \n\n

    Salimos en bus, a través de Arthurs Pass hacia Christchurch, durante el recorrido pasamos por el valle de Otira donde se situaron los primeros colonos europeos en 1850, subimos a 950 metros desde el nivel del mar para cruzar por uno de los dos pasos que atraviesan los Alpes,; llegamos al valle de Canterbury a través de zonas muy erosionadas por los ciervos, un ejemplo de mala intervención del hombre en la naturaleza. El viaje resulta algo largo pero entretenido, entre otras razones, por que estamos pasando por diversos parajes que han servido como escenario de películas como El Señor de los Anillos. \n\n

    El propio autobús que nos trae realiza la visita panorámica de la ciudad empezando por unos preciosos jardines, Monavale, repletos de rosas, nenúfares y ottras plantas dónde algunos disfrutaremos apretando el disparador y otros posando, esto tiene la fotografía se puede disfrutar desde los dos lados; finalmente nos acerca al céntrico hotel Millennium. \n\n

    La ciudad de Christchurch es la que tiene mayor parecido con las ciudades inglesas, pasear por la ciudad es muy agradable ya que su estructura de ciudad pequña bien bien urbanizada la hace agradable por lo que aprovechamos para el correspondiente paseo de compras, jardín botánico y museos mezclados en un cóctel que todos sabemos permite satisfacer las diversas inquietudes de los viajeros. La cena estaba prevista de antemano, muy recomendada por nuestro guía, en Pedro´s, u n restaurante español dónde lel nivel de ruido y la calidad hizo que saliéramos un tanto desilusionados, sobre todo comparándola con la del dia anterior en Punaikiki.\n\n

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    24 Febrero 2008 \n\n

    Salimos en bus hacia Kaikoura, dado que debido al viento no podemos realizar el avistamiento de ballenas, repartimos el tiempo con otros animales.\n\n

    Realizamos una pequeña caminata forestal y llegamos a un cascada a dónde suelen subir desde el mar las focas pequeñas pero aún que el rincón es precioso no hay suerte, así que bajamos a la playa y las observamos situadas plácidamente tomando el sol sobre las rocas.\n\n

    Tras visitar Kaikourua, es una calle, nos dirigimos al restaurante situado en una casa rodeada de campos y relajante jardín, dónde probaremos uno de los descubrimientos de NZ, el salmón, que a diferencia del que solemos tomar es menos graso. Nuevamente compartir mesa con Mario nos hará pasar el rato de lo más divertido, al tiempo que nos permite descubrir coincidencias como que treinta años antes habíamos trabajado en la misma empresa, uno en Italia y otro en España (que pequeño es el mundo exclamaría si no fuera tan poco original)\n\n

    Nos vamos entonces a una granja dónde observaremos el proceso de cuidado y trasquilado de ovejas. La dreisde, la mejor por que produce el doble de lana que las demás, la merina, llevada por los extremeños en 1866 que necesita 6 meses para poder esquilarse, las safors con su cabeza oscura; no sabemos si tendrá utilidad pero somos algo menos incultos en cuanto a ganadería lanar.\n\n

    Nos alojamos en el hotel White Morph Motor Inn, simpático apartotel dónde una hermosa bañera de hidromasaje nos permite un ratito de relax antes de la cena dónde volveremos a compartir mesa con los amigos italianos.\n\n

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    25 Febrero 2008\n\n

    Salimos en tren hacia Picton, donde embarcamos en el ferry, un enorme catamarán, para cruzar el Estrecho de Cook que separa las dos islas mayores, hacia Wellington, capital del país. Las vistas desde el ferry hacen el recorrido, de unas tres horas, resulte muy corto ya que tan hermosa es la salida desde el puerto, como las bellas vistas en el paso del estrecho y de los diversos faros a la entrada del puerto de llegada.\n\n

    Wellington es una ciudad bulliciosa comparada con cualquier otra de New Zeland. Las calles céntricas, como comerciales que son, nos invitan a realizar las compras de última hora ya que se acerca el retorno. El hotel dónde nos alojamos, Duxton, está céntrico al tiempo que cercano al mar eso nos permitirá largos paseos de relax junto al mar y observando la construcción típica de casas victorianas algunas y más modernas otras, de dos o tres pisos frente al mar que le da a la zona un encanto especial. Especialmente curiosos los ascensores al descubierto para que los residentes suban a calles situadas en la ladera arriba. Cenamos en un italiano, dónde nos despediremos de la pareja de esa nacionalidad con los que coincidimos en la elección del lugar, un jardín interior bajo una parra, lugar muy concurrido y de servicio muy campechano.\n\n

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    26 Febrero 2008 \n\n

    Por la mañana visitamos las zonas más interesantes de Wellington, subimos a las colinas cercanas, Monte Victoria, desde dónde una bella vista permite observar la ciudad, los campos de críquet y rugby, el aeropuerto con pista ganada al mar y lógicamente el puerto por dónde habíamos llegado; a continuación nos dirigimos hacia el Botánico propiedad de la Sra M. Norwood, que con sus begonias, rosas y otras flores nos invitan a llevarnos en fotografía algo de esa belleza. A continuación visitamos la catedral Anglicana que nos sorprende por la exposición con manualidades a la venta, seguimos visitando los edificios singulares de la ciudad, La bella Biblioteca, el Parlamento, y la Universidad Victoria con su interior de madera y por último la catedral de San Pablo que se limita a ser centro de celebraciones. A continuación nos dirigimos al museo Nacional Te Papa Tongarewa (te= lugar Papa= nuestra tierra), que atesora todos los elementos naturales y un reflejo de los valores y costumbres neocelandesas. En un par de horas hacemos un breve recorrido ya que dada la dimensión del mismo puede invertirse en él muchas horas. \n\n

    Como la agenda aprieta y las necesidades compradoras son diversas aquí el grupo se disgrega para que cada uno invierta en el shoping lo que considere oportuno, teniendo además en cuenta que a diferencia de muchos otros sitios aquí no hay mayores problemas de seguridad por lo que puede pasearse uno sólo por cualquier lugar. \n\n

    La cena la acordamos en un local de estilo francés, La Bastilla, Nueva Zelanda es un constante cruce de influencias, dónde aprovechamos para juntarnos nuevamente con nuestro amigo Mario y que así nos invite a la copa de champaña con la que brindaremos por los posibles encuentros futuros, que como ya quedó dicho se darían meses después.\n\n

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    27 Febrero 2008 \n\n

    Como hay tiempo decidimos volver al Te Papa hacemos un breve recorrido, y las compras en su tienda y nos vamos hacia el cercano Museo del Mar, que aún siendo pequeño resulta muy interesante por el recorrido a través de la historia de NZ.\n\n

    Subimos en el funicular, que sale desde el centro de la ciudad hasta el Botánico, en la estación superior visitamos el simpático museo que incluye los distintos equipos que han ido utilizando a través del tiempo, tanto vagones como motores de vapor. Desde este punto tenemos bellas vistas de la vegetación que rodea la ciudad y como no de los campos de rugby universitario dónde chicos y chicas juegan juntos al deporte nacional. Desde ahí bajamos caminando a través del Botánico para disfrutar de tanta vegetación, un curioso paseo que nos llevará dos horas después al centro de la ciudad, eso sí el camino cruza por en medio del cementerio y por encima de la autoría de entrada a la ciudad.\n\n

    Faltan ya pocas horas para despedirnos de esta hermosa tierra y decidimos nuevamente separarnos para las compras.\n\n

    En nuestro caso aprovechamos para tomar, al estilo de los locales, nuestra comida de un solo plato con la cerveza correspondiente, en un restaurante que resulta por el sitio y atención muy acogedor. \n\n

    Por la tarde nos recogen dos coches para los seis, un argentino propietario de la agencia de viajes y un taxista, nos trasladamos al aeropuerto para salir en vuelo hacia Hong Kong dónde hemos decidido hacer escala de 48 horas para evitar el cansancio de un vuelo tan largo, al mismo tiempo que aprovecharemos para conocer la ciudad que desde luego se merece por su grandiosidad una parada,\n\n

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    ............pero eso será otro día\n\n

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    Mª Carmen y Paco
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    \nhttp://www.newzealand.com/travel/travel-planner/my-travel-planner.cfm\n\n\n\n\n\n\n\n\n

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