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  • Estábamos en Sâo Paulo y seguimos visitando el, para Paco imprescindible, campo de futbol del Corinthians y también fuimos a un shoping center a comprar unos CD de música brasileña. Llega la hora de la comida y nuestro guía se interesa por nuestras preferencias, nosotros no lo dudamos y elegimos comida brasileña, es decir el estilo rodizio. Nos llevan a uno, pero no nos van a dejar aquí, van a esperar a que comamos, por lo que insistimos en que coman con nosotros, obteniendo un no, como respuesta. Este restaurante superaba al de Brasilia, estaba lleno de gente, pero aún así funcionaba a la perfección, no se pueden contar las veces que te pasaban por las mesas ofreciéndote las diferentes clases de carne. Para terminar con postres realmente exquisitos. Ellos nos están esperando, lo cual no deja de sorprendernos, y porque no decirlo a estar un poco mosqueados por tanta amabilidad. \n\n

    Les trasmitimos nuestra satisfacción por la elección del restaurante, nos acompañan al hotel, aconsejándonos no salir de allí sin haberlos llamado previamente, pues están a nuestra total disponibilidad.\n\n

    Aprovechamos para descansar y también para llamar a unos amigos de los padres de Paco, pero nuestro intento resultó totalmente fallido, no nos contestaron, seguramente al ser lunes de Pascua, estaban con sus hijos y nietos.\n\n

    Dispuestos a superar nuestra aventura en esta otra llamada selva, decidimos desobedecer a nuestros protectores y lanzarnos a recorrer esta maravillosa ciudad, al menos esa gran avenida Paulista, donde con normalidad anduvimos hasta que todos a una, decidimos tomarnos unas cervezas en una agradable terraza; seguimos caminando y recorrimos los alrededores del hotel, para terminar en su cafetería tomando nuestra última copa.\n\n

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    Debido al temor que nos ha transmitido el guía, y al exceso proteccionismo por su parte, esta ciudad nos ha dejado con ganas de conocerla mejor, pero hay que decir que ellos se portaron estupendamente hasta el final. Al día siguiente nos recogieron para llevarnos al aeropuerto para nuestro próximo vuelo dirección : PORTO ALEGRE.\n\n

    Porto Alegre es la capital de Río Grande do Sul, a orillas del río Guaíba, con la laguna de los Patos. Esta ciudad fue fundada en 1742, después de 1850 la inmigración alemana contribuyó al desarrollo de sus actividades. Cuando llegamos a esta ciudad nos pareció haber cambiado de continente por su similitud con cualquier ciudad europea. El hotel estaba en un lugar céntrico pero al mismo tiempo en una calle tranquila, en la puerta del mismo había un espejo de agua y plantas, precioso. Nuestra guía era una señora rubia, alta y algo robusta, no recuerdo su nombre, pero pertenecía a algún país del norte de Europa.\n\n

    Empezamos nuestra ruta turística por calles donde se respiraba una gran actividad comercial, vimos una plaza con una fuente hecha con cerámica de Talavera, traída por la colonia española. Entramos en el mercado, y después de haber estado en el de Manaus, quedamos gratamente sorprendidos por su limpieza, su organización y la gran variedad y calidad de sus productos; todo esta perfectamente ordenado y con tanto gusto que daban ganas de comprar. A continuación pudimos contemplar un edificio antiguo, todo de color de rosa, mandado edificar por un alemán, tiempo atrás había sido un hotel y actualmente es La Casa de Cultura Mario Quintana.\n\n

    Bueno ahora viene lo mejor: nuestra visita al palacio del virrey de Portugal, un edificio muy bien conservado y rodeado de jardines. Esta visita resultó más larga de lo esperado, pero al mismo tiempo muy divertida. Cuando llegamos nuestra guía que sabía bien como valorar nuestro tiempo, se dirigió a la guía del propio palacio, una chica joven, y le dijo que por favor lo hiciera breve, esta comenzó sus explicaciones con un brasilero meloso y sin dejar un detalle, la nuestra nos iba traduciendo, pero al mismo tiempo insistía en decirle que resumiera, lo cual fue inútil, porque la chica tenía la lección bien aprendida y tenía que contarlo todo, pero la nuestra lo abrevió cuanto pudo. \n\n

    Salimos de nuevo a la ciudad, y vimos la Catedral, muy moderna con pinturas de mucho colorido, su arquitecto Jesús Mª Coronas era español; por esta zona pudimos ver otros monumentos y observar por fuera el teatro San Pedro.\n\n

    Subimos a nuestro microbús y recorrimos parte de la ciudad, hasta subir a un barrio que había sido zona residencial bastante cara pero que se había desvalorizado como consecuencia de los robos, una verdadera pena porque allí arriba pudimos contemplar una vista panorámica de toda la ciudad, divisando el río Guaíba , el estadio del internacional, de cuyo equipo era y sigue siendo Paco; el otro equipo de la ciudad es el gremio, del cual resultó ser nuestra guía.\n\n

    Dado que en esta ciudad nació Pedro, hermano de Paco, y que aquí vivió la familia Oca-Duro, volvemos a emprender la búsqueda de los lugares donde habían vivido: 1º C/Piauí 366, encontramos la calle pero no el número, “han pasado muchos años”.\n\n

    Nos fuimos a la C/ Sertorius, 1615 y fue una gran satisfacción pues el edificio seguía estando, por lo que aprovechamos para pedirle a Gabriel que nos hiciera una foto,(justo en la puerta de esa casa, tiene Paco una foto de niño con su hermano en brazos), y en el momento en que posábamos llegó un vecino negro que se nos quedó mirando algo extrañado.\n\n

    Nuestra guía ya había terminado su labor y nos acompaño hasta un shopping center, no sin advertirnos de antemano que para volver al hotel podíamos tomar un taxi, eso sí debería hablar solo Paco, para hacer ver que no éramos solo turistas y así no nos cobrarían más de la cuenta. Comimos, y pasamos unas horas viendo las tiendas y comprando algunos regalos. Cuando tomamos el taxi de vuelta, Paco se sentó delante y nosotros tres detrás bien calladitos, Paco empezó a hablar con el taxista como sí estuviera en su país (realmente él lo siente así), nosotros seguíamos haciendo un verdadero esfuerzo por no decir una sola palabra, ya que eso nos delataría , cuando de repente Paco se gira y se nos dirige en español, bueno después de haber guardado tanto silencio, nos entró un ataque de risa considerable. Bueno hay que decir que el taxista no se pasó en absoluto, y salió a un buen precio.\n\n

    Al llegar al hotel descansamos y nos arreglamos para bajar a cenar allí mismo, pues lo teníamos incluido, pero no nos esperábamos que nos la hubieran preparado con tanta amabilidad y con un gusto exquisito, todo estuvo estupendo, y para acabar la velada que mejor que tomarnos una caipirinha , mientras escuchábamos la música tocada al piano.\n\n

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    Un nuevo día amaneció, bueno más bien estaba amaneciendo cuando preparados con nuestro equipaje nos recogieron para llevarnos al aeropuerto, nuestro vuelo como siempre era hasta Sao Paulo, de ahí partiríamos para IGUAZU.\n\n

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    Cuando llegamos a Iguazú el día era esplendido y nuestro guía nos estaba esperando para llevarnos a la zona Argentina, donde subimos a un precioso tren descubierto que recorre el trayecto hasta las cataratas, mariposas de colores en una gran multitud nos acompañan . Cuando bajamos del tren aún nos queda un buen tramo a pie para llegar a la garganta del diablo. Empezamos a pasar por un puente de madera muy largo, sobre aguas muy tranquilas, de vez en cuando surgía algún escalón o salto de agua, seguimos pues el puente parece interminable......pero no, llegamos al final, y ahí estaba gigantesca con una fuerza tremenda, es asombroso como salta el agua creando una gran humareda, un sonido estrepitoso, y esto es tan maravilloso que deseamos grabarlo en nuestra mente, así como en nuestras cámaras. Volvemos, pasamos frontera y ya estamos de nuevo en Brasil para instalarnos en el hotel Iguazú , justo al lado de las cataratas. \n\n

    Al día siguiente visita a las cataratas parte brasileña, justo al lado del hotel. Aquí nos metemos dentro de la catarata, la mezcla de verde y agua es alucinante, se suele decir que la parte Argentina es el espectáculo y aquí se palpa por dentro a través de puentes, el agua nos alcanza y las cámaras se mojan mostrándonos preciosos arcos iris.\n\n

    De ahí partimos al aeródromo, (pero no quiero saber con que objeto), vamos en un pequeño autobús, a un lado y a otro tenemos la selva con una frondosidad inmensa, sobre ella sobresalen unas palmeras muy altas y delgadas, el guía nos cuenta que se llama Jusara y que es una especie que esta muy protegida porque de ella se obtiene el mejor palmito, así que nos acordamos de nuestra querida hija, pues ella se llama así. Bueno llegamos al aeródromo y no me queda más remedio que subir al helicóptero con mis valientes compañeros, y aunque tuvieron que convencerme, he de reconocer que las vista desde arriba merecieron el esfuerzo, es difícil describir la grandiosidad de la selva, las cataratas, esa vista de pájaro nos dejó boquiabiertos. \n\n

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    Volvemos a volar rumbo a Sao Paulo pues no sé si ya lo he dicho pero siempre hay que pasar por este aeropuerto, que ya nos conocemos mejor que los oriundos, de ahí partimos a Río de Janeiro, un viaje muy agradable, ocurrió que Isabel y yo estábamos sentadas justo frente a asiento de una de las azafatas que era muy simpática, y nosotras que no lo somos menos, empezamos a conversar, aprovechamos para preguntarle sobre la seguridad que había en Río, al mismo tiempo que le comentábamos nuestra experiencia en Sao Paulo, ella nos decía que al contrario que en Sao Paulo, en Río de Janeiro se podía pasear tranquilamente, claro que nosotras tan bellas nos fuéramos a la playa con nuestros maridos, en bikini, con nuestra toalla sin más; ni que decir tiene que la chica era de Río de Janeiro y nos lo supo vender con picardía , sí no llevan nada encima, no tienen que temer nada.\n\n

    Era el atardecer cuando llegamos a Río, nos esperaban la guía y el chofer, pero en este caso para nada nos advirtieron de los peligros de la ciudad, o no tanto como en Sao Paulo, cuando más o menos en este aspecto son muy parecidas, eso sí en el hotel no se hacían responsables si te faltase algo de tu equipaje durante tu estancia allí.\n\n

    El hotel era estupendo y su situación en Copacabana frente a su playa, el mejor lugar para estar en esa ciudad, allí están la mayoría de los hoteles y por consiguiente los restaurantes etc. , así pues nos fuimos a cenar a un restaurante cercano y luego dimos una vuelta.\n\n

    Al día siguiente, el desayuno fue una verdadera delicia, desde el comedor, a través de sus grandes cristaleras podíamos contemplar todo el paseo y su famosa playa donde la gente hace deporte a primeras horas; mientras nosotros degustábamos una riquísima variedad de alimentos. Ya estábamos preparados para nuestra ascensión al corcovado, pero desafortunadamente a medida que íbamos subiendo la niebla lo tapaba todo y no conseguimos ver el corcovado estando a su lado mismo, ni divisar las sugerentes vista.\n\n

    Nos llevamos una pequeña decepción pero no pasa nada, mañana lo volveremos a intentar, todavía nos queda por ver esta gran ciudad, así que recorrimos sus calles, visitamos su catedral, la catedral de San Sebastián, con su campanario fuera de ella, otras iglesias, el Teatro Municipal, plazas importantes y cuando ya nos parecía haber perdido el miedo, un señor muy bien vestido se nos acerca y nos dice que vayamos con cuidado, claro esta se notaba a tres leguas que éramos turistas, y ya se sabe.\n\n

    Nuestro objetivo gastronómico ese día era comernos una feijoada , y ya disponíamos de un sitio recomendado, lo cual resulta muy útil y casi siempre da buen resultado, como en este caso, pues era el típico restaurante de cocina brasileña, y nos sirvieron un feijoada con toda una serie de acompañamientos como la cove, la farofa, el arroz, la carne, y además con una ensalada de naranja, y nos gustó, realmente disfrutamos de una autentica feijoada, pues aunque nosotros solemos hacerla, no es exactamente lo mismo.\n\n

    Bueno hay que pasear para bajar esta suculenta comida, y además hay que hacer algunas compras , cosa que no suele gustar a lo hombres, pero que nos encanta a las mujeres, y en este país las dependientas tienen una alegría y una simpatía especial, con lo cual no hay quien se resista.\n\n

    Nuestro segundo día en Río, el día estaba mucho más despejado y nuestro segundo intento dio resultado, el viaje en el teleférico fue muy agradable entre la montaña y la vegetación y cuando llegamos arriba (704m), lo vimos con toda su majestuosidad, al mismo tiempo desde allí arriba las vistas sobre la ciudad son magnificas, pudiendo ver la bahía de Guanabara, el estadio de maracaná ó el puente que une la ciudad de Niteroi situada al otro lado de la bahía ; el circuito de Japarécagua , sin olvidar el Pan de azúcar, al que no pudimos subir por obras en su teleférico.\n\n

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    Como broche final a este maravilloso viaje la noche se nos presentaba alegre y festera y claro está, nos acicalamos para la ocasión , el trayecto en autocar fue largo debido al tráfico, pero aparte de ese pequeño inconveniente, la velada fue intensa, cena brasileña y como colofón un espectáculo totalmente brasileño, con música, habilidades futbolísticas femeninas y una estrepitosa capoeira.\n\n

    Volvemos a España con ganas de ver a nuestra familia y amigos, pero este país nos ha impactado a todos, y nos ha dejado huella, y en el pensamiento ganas de poder volver en un futuro no muy lejano.\n\n

    \n\n (MariCarmen & Paco 2002)

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