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 Tengo que reconocer que no soy una persona impulsiva. No me gusta tomar decisiones a la ligera y suelo pensar lo que debo hacer más de una vez. Pero tengo que reconocer que la decisión de escaparme a peceras canadienses el año pasado fue algo irracional, sin un mínimo de reflexión y muy impulsivo.\n\n¿Hice bien en escapar de aquella manera? ¿Tenía que haberlo pensado mejor? Son tantas las preguntas y tan pocas las respuestas que hoy todavía sigo pensando que hice una locura. Pero una locura maravillosa.\n\nPor aquel entonces pensé que lo mejor era huir de aquí. Eran demasiados los fantasmas y pocas las fuerzas para enfrentarme a ellos. Tenía el dinero y el tiempo suficiente como para irme un par de meses y explorar. Y, por qué no, olvidar.\n\nHoy sigo pensando en aquella decisión. Y creo que ha sido una de las mejores de mi corta vida. Conocí otras costumbres, viaje y conocí lugares que no había ni imaginado. Me gusta recordar esos meses como una montaña rusa de emociones, que aunque al principio asusta luego acabas recordando con cariño.\n\nLa sociedad canadiense y los habitantes de la fría Toronto fueron los mejores compañeros de aventuras que pude tener. En esta pecera de agua fría nadé con varios extraños. Fue la mejor experiencia de mi vida y sin duda la mejor "pequeña" decisión de mi vida.\n\nSiempre recordaré las calles nevadas, las luces navideñas o los distintos restaurantes de una ciudad y una gente que acoge a los extranjeros con un gran cariño. Como siempre, quiero volver allí, no sé cuando pero espero que no sea muy tarde.\n\n
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