|
sioc:content
|
-
A mi marido se le han terminado las vacaciones, y acabo de dejarle en el aeropuerto de Jerez. Mañana vuelve sobre las 17, para pasar aquí el sábado, y el domingo nos volvemos todos. Yo aún estaré de vacaciones toda la semana que viene, pero en casa. Bueno, en casa de mis padres. Pero sola. Bueno, sola no, con los niños y con mi hermana, mi cuñado y dos amigos suyos de Barna que se quedan también. A eso le llamo yo okupar una casa. Mis padres se quedan en Cádiz. Viendo el panorama no me extraña en absoluto. Y a Miguelito lo voy a llevar a la guarde. Me siento mala madre, pero llega un momento en que es él o yo. Así que me voy a regalar una semana de mañanas sin pequeñito. Porque yo lo valgo. Y me voy a dedicar a ordenar fotos (alguna colgaré, no creo que pueda resistirme), a escribir, a tumbarme al sol, a comprar el uniforme de Pablo, a llevarles a las revisiones médicas, y a hacer el casting de la próxima cuidadora de los peques, pues Rebeca está a punto de dar a luz. No creo que me de tiempo a mucho más. Rubén ya me ha avisado que llegará tardísimo, que no cuente con él para las tardes. No sé qué tendrá esta semana, si report, business review, butget o qué. Ni si serán temas tan importantes como suenan o si sólo suenan así para que a las parejas de los que curran en el departamento financiero nos lo parezca y nos resignemos a sus jornadas laborales de 11 horas diarias. \nEl caso es que según volvía de Jerez me di cuenta de dos cosas. La primera es que a pesar de haberme corregido la miopía con láser, por la noche sigo sin ver ni el huevo. Y la segunda es que si fuera yo la que hubiera tenido que coger ese avión para ir a la oficina estaría jodida. Y esto último me llenó de ilusión. Porque eso significa que estoy bien de vacaciones. Y parece absurdo, y parece obvio, pero es que llevaba un par de años en que pensar en las vacaciones familiares de verano me agobiaba, y que terminaban siendo tan cansadas que estaba deseando que acabasen. Y este año no es que la cosa vaya rodada. Sigo insistiendo en que Miguelito es mucho Miguelito. Pero este año lo estoy pasando bien. Con las batallas de barro en la playa con las que terminamos con arena hasta en los esfínteres, con las bicis a las que ya no tengo miedo, con Pablo, al que año tras año se le han ido templando los nervios y tolera mejor las frustraciones (vaya, que ya no monta pollos cada vez que recibe un no por respuesta) y hacer planes y juegos con él es divertido; con Miguel, que a pesar de lo trasto tiene sus momentos; con las charlas con mis padres; con Rubén (alguna vez me ha sacado de quicio en vacaciones, pero estos días, y en especial esta última semana, me he sentido muy cerca). En fin, que le echaré de menos esta noche. Y este día. Y medio. \nDesde luego las vacaciones me están dejando pletórica. Y tengo otra prueba. Desde que leí el post de Bloody llamado "Cosas que importan", he estado pensando en qué pondría en mi lista. Y no puedo. No puedo porque no tendría líneas. Porque si lo pienso es más fácil para mí hacer una lista de cosas que no importan. Porque la verdad es que importa prácticamente todo. Hay grados de importancia, pero importa casi todo. Cada segundo, cada sensación, cada sentido, cada sentimiento. Todo importa. Debo ser adicta a la vida. Tendría que acotar: "las diez cosas que más me importan", por ejemplo. Qué difícil, no?\n \n
|
![[This page as RDF]](http://webenemasuno.linkeddata.es/static/rdf-icon.gif){kind=icon}