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\n\nDe una mentira sale siempre una verdad"\n\nEsas palabras se manifestaron, de repente, en su mente... \n\nUn día, se había fijado en ellas al oírlas de labios de alguien a quien quería, como justificación a una conducta no muy ética: la difamación gratuita.\n\n Pero no entendió la necesidad de utilizar algo que no es verdad, en contra de una persona sincera, que iba a sentir la impotencia de tener que defenderse mediante argumentos, de probar su inocencia frente a una acusación infundada.\n\nElla había sido siempre la víctima de ese juego, pero nunca coscientemente, cegada por la amarga sensación de sentirse incomprendida, malinterpretada y mil sentimientos dolorosos más.\n\nHoy, cuando sus ojos empezaban a velarse en otro nuevo asalto, la frase resonó en la cavidad donde se supone que debería funcionar la sustancia gris y rebotó contra las paredes vacías, despertando a esas neuronas dormidas.\n\n"De una mentira sale siempre una verdad"\n\nY un pequeño click cambió el curso de la esperada defensa por parte de la acusación particular.\n\n-¿Quién te ha dicho eso?\n\n-Jamás te diré quién...\n\nEs la respuesta favorita ante quien defiende lo indefendible, simular que protegen el anonimato del confidente.\n\n-Entonces... está ya todo dicho, que tengas un buen día.\n\nFácil, quien no está a la altura para compartir, mejor desearle buena suerte en su camino y dejarle ir.\n\nMejor, retenerle en inferioridad de condiciones es inútil.\n\nVerdades y mentiras, por fin sé de que va el juego.\n\n\n\n\n\n \n
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