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\n\nLágrimas, nos volvemos agua cuando la pena nos visita. Es una forma de consuelo, nada duele más que las ganas de llorar reprimidas.\n\nHoy he tenido un rato para echar unas cuantas, hasta para eso se necesita una ocasión adecuada. Al menos consuela, como diría mi Maura: "¿Y lo agustito que me he quedado, que?". Cuando una se libera del atasco, se queda una sensación enorme de vacío.\n\nSí me he liberado, en cierta forma, pero la razón sigue ahí latente, esperando mi vuelta como un lobo al acecho de su presa, metódico y calculador: "Ya volverá, pensará la alimaña"\n\nNo soporto que nadie me vea llorar, por eso aprovecho los momentos de soledad, cuando sé que el público ha salido ya del teatro y que no verá las secuelas de mi delito si no me maquillo para disimularlas.\n\nHan sido tan sólo unas pocas de los miles o millones que llevo atesorando a lo largo de mi vida. \n\nUnos días toca reír y otros no. Vivimos de contrastes, esa es la realidad. Hasta pronto tristeza, nos volveremos a encontrar.\n\n\n\n
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