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 \n\nTodos los que hemos pasado buenos ratos con Mafalda conocemos su aversión a la sopa, pero lo que yo no sabía es que su repugnancia hacía este brebaje caliente era algo más que una rabieta infantil, que tampoco sería extraño pues muchos niños la aborrecen. \n\nEsta tarde, buscando más imágenes de Mafalda y sus sopitas, he leído que para Quino, su autor, la sopa era una alegoría de los regímenes militares y estos eran para él "la sopita que había que tragarse siempre".\n\nPero volviendo a la sopa como elemento gastronómico, justo es reconocer que tampoco es santo de mi devoción. Raras veces la he pedido en un restaurante y en casa solo se salva la maravillosa sopa de cebolla que prepara Xarbet, que con su huevo, su pan tostado, su queso y gratinada con esmero en el horno... es la excepción que confirma la regla. \n\nTendré que pedirle que ponga la receta en un post.\n\nCon mis divagaciones soperas se me olvidaba lo más importante, este post va con dedicatoria. Va por mi amiga Susi, que nada tiene que ver con la Susanita de Mafalda. Susi es Asunción o Assumpta, como prefiráis.\n\nSusi es de las personas que conozco, la única capaz de buscar un restaurante que ofrezca sopa en pleno mes de julio. Sopera entre las soperas, no se parece a Mafalda en esto, pero sí en otras cosas como su perseverancia, su franqueza y su defensa de la justicia.\n\nSusi este monográfico de Mafalda y sus sopitas va por ti !!!\n\n \n\n \n\n \n\n \n\n\n\n\n
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