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Hoy tenemos un nuevo ejemplo de la publicidad que unos medios se hacen a otros cuando se trata del mismo grupo. El inefable Iker Jiménez tiene un encuentro con los internautas en el que responde a sus afiladas preguntas. He tenido la paciencia de leerlas todas, todas las preguntas, porque leer las respuestas hubiera sido demasiado para mi salud mental. Ha sido suficiente para constatar que ni una sola de las cuestiones tenía un ligero atisbo de crítica. Yo mismo dejé una pregunta que ni siquiera apareció en las preguntas pendientes y que no era tan benigna. Supongo que habrán recibido muchas preguntas y será difícil elegir, pero el hecho de que tanto entre las respondidas como entre las que quedaron por responder ninguna pusiera en duda el tipo de programa o de "periodismo" que hace este sujeto dice poco en favor de la calidad de El País. No pretendo que tire piedras sobre su propio tejado, pero que al menos mantenga un mínimo de dignidad y si está haciendo publicidad de un nuevo coleccionable, que lo advierta. ¿Eso no aparece en el libro de estilo de El País?\n\nIker Jiménez es un ejemplo de dónde se puede llegar con desparpajo, labia y sin mucha vergüenza. Este comunicador, que no periodista, se dedica a llenar horas y horas de radio y televisión con pseudociencia, superstición y charlatanería. Una prueba más de que es mejor dar pábulo a lo que sea con tal de que la gente lo vea. Aunque le hayan pillado varias veces contando historias falsas o sin ser sometidas a la más mínima investigación. ¿A quién le importa la ética en una cadena de radio o televisión?\n\n
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