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  • Hay un sentimiento que es difícil de explicar a quién no lo conoce: tener vergüenza ajena. A mí me pasa cada vez que paso la frontera en EEUU. El tan distinto tratamiento entre estadounidenses y extranjeros es sonrojante. Los primeros sólo deben presentar su pasaporte, sus colas van rápido. Los segundos tenemos que esperar en largas colas a la mirada escrutadora del oficial de turno. Entregamos nuestros papeles, cuidadosamente rellenados: el pasaporte, el visado si lo necesitamos, la declaración de la aduana... Hasta ahí todo normal y razonable. El problema es cuando hay que proporcionar las huellas dactilares de dos dedos y dejar que te saquen una foto. Eso ya es injustificable. Un ejemplo de la pérdida de libertad a la que nos ha llevado la psicosis de la búsqueda de una sensación de seguridad en los aeropuertos. Una vez un agente de buen humor me estuvo vacilando: "sabes, tus papeles están en regla, no hay ningún problema. Pero si tengo un mal día, o me caes mal, simplemente no te dejo pasar y te vuelves por donde has venido. Nada podrías hacer excepto volver a tu país. A nadie podrías reclamar". Ese es el grado de arbitrariedad por la que se rigen los pasos por la frontera. Todos los días se oyen historias: incautaciones de ordenadores, confusiones de identidad, retenciones injustificadas... Por supuesto sólo le pasa a una minoría. Pero no hay protección ante ello.\n\nAhora esa vergüenza ajena será propia al pasar cualquier frontera de la Unión Europea. Según ha anunciado Marco Frattini, el comisario europeo de Interior y Justicia, controles parecidos se van a establecer en las fronteras de la UE, incluyendo la toma de huellas dactilares o de muestras de iris y la creación de una base de datos con toda esa información. Cualquier extranjero que entre en la Unión estará controlado. Se creará un "cuerpo de control fronterizo", funcionarios bajo la bandera estrellada que posiblemente tendrán más autoridad de la que muchos les quisiéramos dar. Para luchar contra la inmigración y el terrorismo, claro. Para coartar un poco más nuestra libertad y recordarnos que el mundo es un poco más asfixiante cada día. Ahora seré yo el que pase la frontera rápido, mientras que muchos se quedarán en largas colas, esperando con ansiedad que el funcionario esté de buen humor, que el sistema no se equivoque, que no sea su día de mala suerte. Vergüenza.\n
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  • 2008-02-14 03:28:06
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  • La vergüenza en la frontera
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