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 Un nuevo viaje, esta vez a Brasil, me ha llevado a visitar la ciudad de Manaus, en plena Amazonas. Se trata de una ciudad de 2 millones de habitantes, a orillas del Río Negro, que proviene de Colombia. Junto al Río Solimoes, forman el Río Amazonas. Sin dudas el sueño de cualquier viajero es visitar, al menos una vez en la vida, esta región del mundo.\n\nManaus es una ciudad tranquila, principal centro comercial del Estado de Amazonas, que vive precisamente del comercio y de la pesca. Pues, ¿qué se puede ver y hacer en esta localidad? El principal atractivo es el Teatro Amazonas, que en cierto modo es un museo inaugurado en 1896, alberga conciertos de jazz, obras teatrales, recitales y ballet, entre otras cosas. Tiene capacidad para 700 personas, y lo más impresionante es el domo en el techo construido a base de cerámica, con la bandera de Brasil pintada en él. Bien vale una visita de aproximadamente 45 minutos, en los que también se visita el salón de baile y se aprende sobre los principales artistas y músicos de Brasil.\n \nTambién en el centro encontramos la Catedral de Manaus, restaurada en 2002 previo a la visita de Juan Pablo Segundo. Junto al Mercado de las frutas -donde es posible comprar todo tipo de frutas y verduras amazónicas, además de pescados y carnes- y al Puerto de Manaos, conforman los principales atractivos de esta ciudad. La calle Eduardo Ribeiro es la principal arteria del centro, y en sus calles encontramos supermercados y tiendas donde es posible comprar desde juegos de video hasta lencería femenina, además de carteras, joyas, artesanías y comida. Durante los días de semana, una verdadera jungla de gente donde todo es movimiento. Es posible encontrar buenas churrasquerías y lugares donde cenar en Avenida Getulio Vargas y una buena pizzería es Fiorentina, a un costado de la Plaza Heliodoro Balbi.\n\n¿Lo malo de Manaus? Se trata, lastimosamente, de una ciudad sucia en muchos aspectos. Poco se cuida el centro, y cuando cae la noche y los locales cierran, los dueños de éstos botan basura por todos lados sin importar el mal olor y el pésimo aspecto que dan al visitante. La gran masa de gente desaparece, y sólo se pueden ver desperdicios. También es posible toparse con gran cantidad de aguas servidas y estancadas en algunas calles. Sin dudas un aspecto a mejorar.\n\n¿Se trata de una ciudad segura? Pienso que sí. Al menos, caminé por sus calles centrales, de noche y de día, sin sentir jamás algún signo de peligro, salvo algunos locos al volante. En ese sentido, pongo buena nota a Manaos.\n
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