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  • \n\nSerá que vengo de vacaciones y ando un poco despistado, será que las tonterías de niña pija de la Espe (venga, o sea, que me presento... o no; que no, va, que no me presento... Bueno, sí pero no; o sea, no lo sé, ¿no?) dejaron de interesarme cuando Pablo Carbonell se cansó de tirarle los tejos; será quizá que hace ya una semana que falleció Rosario la Dinamitera o que, después de mis últimos ataques a la divinidad, prefiero mantenerme en la retaguardia de la crítica papal por si acabo de cabeza en el infierno. Será lo que sea, pero hoy hablo de lo que me apetece hablar. Ahí las tenéis: son las tetas de Leonor Watling. ¿Qué esperabais? Había demasiado nudista feo en las playas de Lanzarote...\n\nLas tetas: ese par de órganos glandulosos y salientes cuya misión natural es la secreción de leche (aclaración para incautos malpensados: el término secreción viene de segregar, de producir líquido, en este caso leche, no de esparcirla por encima de...). ¡Oh, bellos engrosamientos que adornáis con gracia el cuerpo de la mujer! ¡Valéis más que las pesetas! ¡Tetas! ¡Tiráis más que dos carretas!\n\nPura poesía\n\n¿Acaso está mal pronunciar tal palabra? ¿Quizá pasó ya el tiempo de la poesía de las tetas? Rafael Alberti escribió: Por el puente de las tetas / se asoman las venecianas. / Eran tetas, no manzanas, / las del puente de las tetas. Miguel Hernández comparó un seno con un limón, agrio fruto que, sin embargo, provocaba en su sangre dulces calenturas, en especial si alcanzaba a ver un pezón, esa "punta de seno duro y largo". Neruda, más comedido, se limitó a cantar: Para mi corazón basta tu pecho. Digámoslo alto y claro: ¡Vivan las tetas!\n\nChabacana actualidad\n\nUno no sabría decir si han generado más comparaciones, gracietas, chistes fáciles, lugares comunes, tópicos y frases hechas las tetas o los cojones. Digamos que, si en los genitales masculinos ha estado siempre la fuente de la fuerza y de la autoridad, convendréis conmigo en que el secreto del verdadero poder reside en un buen par de tetas. Desde el antiquísimo chiste del perro que se llamaba Mistetas (si alguien no se lo sabe, que acuda urgentemente al frenopático o, en su defecto, que se vea de un tirón todos los programas de "No te rías que es peor") hasta la muy actual sentencia que asegura que sin tetas no hay paraíso, las tetas han estado en boca de todos. Una vez más, espero que me entendáis bien: las tetas pueden y deben estar en la boca de la gente, pero hay bocas que no quieren para nada un par de tetas y, por supuesto, tetas y bocas no tienen por qué ponerse de acuerdo, pues a veces ni siquiera hay tetas para todas las bocas, aunque jamás faltan bocas para tantas tetas como sea dable imaginar.\n\nArte y nudismo\n\nCuando Tiziano pintó a su bellísima Venus de Urbino, revolucionó la pintura clásica: nunca antes se había visto un desnudo humano integral. Tetas y culos eran considerados tabú. Sólo ángeles y mártires tenían derecho a la desnudez, en muchos casos deliberadamente confundida con la agonía y la muerte en una suerte de masoquismo ultrarreligioso. Pero Tiziano pintó un bello desnudo por el simple placer de pintarlo, con el objetivo único de ensalzar las tetas y el vientre de esta dulce señorita que vemos recostada en su diván en actitud laxa, poco menos que pecaminosa, en la quietud de su estancia y encuadrada en una escena costumbrista de lo más común: sólo dos elementos tan intranscendentes y cotidianos como un perro durmiendo y una joven buscando algo en un baúl pueden encajar a la perfección con la misma naturalidad del desnudo de la Venus de Urbino. Y, sin embargo, la transgresión de los cánones establecidos era mayúscula.\n\nVolviendo a Lanzarote\n\nSiglo XXI. Isla de Lanzarote. Paseo con tranquilidad por las playas de arena multicolor. Huyo del turismo más tradicional porque quiero disfrutar, ante todo, de la quietud de la isla volcánica. Escucho con atención el eterno runrún del oleaje como si éste impartiera una lección magistral que no debo olvidar. Y trato de no prestar atención a los escasos elementos que pueden distorsionar mi ejercicio reflexivo: algún que otro bañista, extranjeros en su mayoría, nudistas en algunos casos. Es un momento de paz como no he disfrutado en mucho tiempo y, sin embargo, mi atención inevitablemente abandona el mar y se dirige a la arena. ¿Qué he visto? ¿Acaso un buen par de tetas? No, no os equivoquéis, acostumbro a enfadarme conmigo mismo si ejerzo de mirón. ¿De qué se trata, entonces? Un viejo nudista recoge piedrecitas de la arena. Está agachado, a unos cien metros de mí, mostrándome sin quererlo su rojo culo y, sobre todo, su desproporcionada (por inmensa) bolsa escrotal. Tiene dos huevos colganderos como nunca he visto. Y los menea al ritmo de sus pequeños pasitos, cabeza agachada, mirada aguzada en busca de más y más piedrecitas.\n\nVuelvo de Lanzarote, una isla maravillosa en la que he pasado cuatro días repletos de pequeñas aventuras, y todo lo que os cuento es esta anécdota surrealista que, para colmo, poco tiene que ver con tetas. ¿Conclusión? Por mucho que queramos, aún no estamos acostumbrados al desnudo humano. ¡Cuánto nos queda por avanzar!\n\n
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  • 2008-04-22 19:02:15
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  • De tetas (y lo demás no importa)
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