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   El otro día paseando por un barrio del norte de Shanghai vi desde lejos como pintaban un tubo de hierro oxidado y pensé: que bonito, estos chinos son atentos en todo, si veo un tubo bonito me alegrará el día antes que ver uno oxidado que se le cae la pintura a trozos. Entonces me acerqué a observar a los trabajadores, pero antes de llegar a verlos, vi que por toda el río que pasa debajo del tubo un monton de pintura en el agua diluyéndose, o mejor dicho, esparciéndose entre las aguas, ya de por sí contaminadas del riachuelo que abastece agua a las casas vecinas. Me acerqué un poco más al centro de trabajo para ver quien había hecho semejante barbaridad medioambiental. Entonces me encontré allí, con una cara feliz e ignorante al auror de la fechoría, un hombre que casi lleva más pintura encima que la que ha puesto en el tubo. Tuvimos una (pseudo) conversación en chino, y a la conclusión que llegué es a que él, no sabe los riesgos de verter pintura al río, no le da importancia, ya que no se le han inculcado una educación y unos valores o no se le han enseñado correctamente, simplemente le han dicho que pinte un tubo, y él es lo que hace, eso si, procurando que quede bonito a la vista del público.\n
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