En solo un mes he tenido la oportunidad y la fortuna de estar unos días en dos ciudades del mundo que parecen tener muy poco en común, o ser la cara y la cruz de la moneda urbana del mundo. Una es una de las ciudades más altas de la Tierra, la otra es de las pocas que se encuentra bajo el nivel del mar.\n\n
La Paz y Ámsterdam son dos grandes capitales aunque no excesivas. Su apariencia es muy contrastada como se puede apreciar en las fotos que tomé en ambas, pero tienen algo en común grandioso y sencillo: están llenas de vida; la vida rica, ordenada y libre de una es equivalente a la vida pobre, desordenada y libre de la otra.\n\n
En ambas el comercio es una verdadera afición, en una el comercio desgarbadamente callejero, en la otra el comercio pulcramente interior.\n\n
En las dos me he encontrado, y he disfrutado, con la amabilidad de sus gentes, con la apertura tímida o segura de personas que saben que la vida merece la pena ser vivida, que están dispuestas a moverse, a luchar contra los elementos, a organizarse o, incluso, a desorganizarse, por empujar a la vida hacia un culmen que no tiene nada de ideal, sino que posee ese valor cotidiano del momento vivido con pasión más o menos cálida y que favorece el transcurrir del tiempo.\n\n
¿Habría que elegir entre una y otra? Yo me quedo con las dos.\n\n \n
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