LACOMUNIDAD.ELPAIS.COM_TRASINDEPENDIENTE_2011_3_22_PIEDRA-Y-MENTE

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Todo el mundo sabe que la mente es caprichosa, y es esta una característica que no tiene muy buena fama, por la que cualquiera pide disculpas. Nos removemos tímidamente cuando alguno de los caprichos de la mente nos lleva a verbalizar una opinión de apariencia estúpida o que parece fuera de contexto, o a actuar de forma sorprendente.\n\n

Hoy me voy a dejar llevar por los caprichos de mi mente o, al menos, por uno de ellos. Me parece que puede ser una decisión incluso saludable, aunque no sé si esta afirmación está provocada por otro de los caprichos de mi mente. \n\n

Tomé la segunda fotografía seducido por el original de esa pequeña figura que aparece en ella y que parecía llamarme desde un fondo mío desconocido a la par que semejaba no querer tenerme en cuenta sino que me cuestionara la eternidad. Cuando más tarde la vi en la pantalla del ordenador no sé qué es lo que me llevó a recordar la primera imagen, la que tomé en un lugar muy lejano a considerable altitud. Quizá esa asociación caprichosa se deba a que me parece a mi que la piedra tiene un lenguaje al que los humanos a veces atendemos, y que de la comprensión de ese lenguaje nacen obras como la que se ve en la segunda imagen.\n\n

Cuando se esculpió esa pequeña joya ningún ojo europeo (ni asiático, ni africano, ni oceánico) había podido contemplar esas montañas, unos bloques graníticos que durante millones de años han dominado con su pasión el continente americano, de la misma forma que durante cinco siglos ha resistido a los cambios del tiempo la belleza de esa figura que parece ofrecer, ensimismada, una posible intuición de la verdad, como la poesía.\n\n

Granito erosionado y potente y alabastro moldeado y traslúcido se mezclan en mi ojo y en mi mente. Les dejo que jueguen conmigo sin razón. Algo de su vida parece acompañar la mía.\n\n\n\n\n\n\n\n