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En los últimos años la Semana Santa ha perdido poco a poco su significación religiosa para convertirse en un producto turístico que se vende como tal sin el menor empacho en ferias nacionales e internacionales. Es indudable que la celebración más importante del calendario cristiano conserva su significado para un puñado de irreductibles creyentes, pero las corporaciones municipales y las empresas turísticas tienen claro que lo que venden no es la salvación. \n\nEl ejemplo más evidente es, por supuesto, la Semana Santa andaluza, vivida desde hace años como un espectáculo en el que se jalea a los cofrades con vítores y aplausos; esta costumbre, adoptada en algunos otros puntos de España, es apenas un indicio, pero resulta suficiente para constatar que asistimos cada vez más a un espectáculo pagano. \n\nTodavía quedan excepciones, hay en algunos rincones ciudades en las que la Semana Santa es solo eso, una semana Santa en la que se vive con devoción la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Una de estas excepciones es la localidad leonesa de Astorga, que con sus poco más de 12.000 habitantes acoge un total de 8 cofradías y una Semana Santa en la que el recogimiento y la devoción todavía son protagonistas. \n
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