…Desgraciadamente la serpiente estaba muerta. Para hacer una gracia la coloco sobre la rueda de mi bicicleta y hago una foto. Siempre me produce un profundo dolor ver un animal herido o muerto, así que, después de hacer la foto, la dejo en su lugar, un poco arrepentido, como si hubiera cometido una falta de respeto. Al menos servirá para que se alimente algún ave rapaz o tal vez las hormigas… A mi bici no le ha hecho mucha gracia la historia de la foto; ahora dice que le huele a pescado la horquilla delantera. No te preocupes -respondo-, que ahora con el viento se te pasa.\n
Continuamos camino; los conejos están por todas partes. Saltan de un lado para otro y cruzan el camino casi metiéndose entre las ruedas. Algunos, los más pequeños, corren desorientados delante de nosotros durante un trecho. Corren como conejos -digo en voz alta, entusiasmado-, y mi bici me mira de reojo, creo que piensa que soy un poco idiota.\n
Al cabo de dos horas el agua hierve en la cacharra y decido encaminarme a un pueblo a buscar una fuente.\n
Al rato llego al pueblo: dos policías paran detrás de mí y me miran de un modo extraño: estoy en medio de una rotonda desierta, con una inmensa fuente de agua en el centro, y yo estoy parado allí, mirando como un alucinado el agua, decidiendo si me tiro dentro con bicicleta incluida. La rotonda de hierba y la fuente parecen a mis ojos un oasis.\n
Al final, como no se van, busco una fuente de las de beber y me lleno la barriga de agua, como si fuera un camello; también lleno la cacharra y decido regresar.\n
De nuevo carretera, caminos, tierra, piedras, cardos y polvo a punta pala. Unas ovejas duermen la siesta en un corral. A mitad de camino un conejo no se asusta cuando paso: paro y le hago una foto. Por desgracia este conejo está mal: debe tener mixomatosis. Lo dejo en una sombra y sigo, un poco triste, mi camino.\n
El ciclo de la vida –pienso-, si las montañas desaparecen, cómo no vamos a desaparecer nosotros. Todo es provisional y pasajero, o como dicen las viejas de esta tierra: “no somos nada”. Por cierto, al día siguiente hubo un terremoto.
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