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       Le digo a mi bicicleta: ¿qué piensas? y ella me observa y no contesta. No hablamos mucho esta tarde; sabemos que algo trágico está a punto de pasar. Hay un viento que viene del este y nos trae malos presagios. Uno, con los años y el sufrimiento, acaba entendiendo de estas cosas.\n\n

        Rodamos los dos en silencio, el camino es estrecho. hay una cuesta que termina en un barranco, al fondo está el río, callado. El río nunca está tan callado. La tarde cae. Los arbustos observan. Un gazapo se para en mitad del camino. Yo paro también. La brisa murmura. El pequeño gazapo está ciego. Viene a refugiarse a la sombra de mi cuerpo, junto a mi pie. ¿Porqué viene a mí este animal moribundo? No huye, se acerca. Está ciego, agotado, sediento. Le ha alcanzado el Dios de la desolación y a mí, ahora, me ha alcanzado también. ¿Porqué hemos parado? Mi bicicleta calla y le da un poco de sombra. La muerte, la muerte, siempre el dolor y la muerte. Calle Maiquez, quinta planta, cuidados paliativos: ¿Qué se puede hacer contra la muerte? Pensar, esperar, ayudar... Preguntas y preguntas y preguntas, y detrás, todo ese sufrimiento de miles de seres a cada instante. Un universo que gime y estalla de dolor cada día, cada noche, a cada instante.\n\n

       Pienso en el sufrimiento: la muerte es necesaria para la vida. Tal vez también el dolor es necesario para la vida. Todo ser vivo es un ser para el dolor o para la felicidad o un ser para la muerte o un ser para la desolación. Un ser para su destino. Miro a ese pobre animal y me siento terriblemente cansado. La naturaleza es implacable y la vida es absurda ¿o tal vez no? Todo esto es un misterio. De nuevo buscando y buscando y buscando respuestas. Una respuesta que solo llegará cuando al final, por fin, te olvides y dejes de buscar. Pero ¿quién puede dejar de buscar? Somos lo mejor de nuestros defectos. ¡Cuánta búsqueda a través de los siglos, a través de milenios! Y todo ¿para qué?\n\n

     Somos sólo agua y tierra; tal vez polvo de estrellas. Algunos sólo somos un poco de polvo del camino, un poco de polvo enamorado, la estela de un cometa que se apaga, cansado de tanto preguntarse, de tanto preguntar. Vivir en el mundo sin ser de este mundo. Me hace gracia cuando me quieren vender una patria, una bandera, o cualquier otra cosa de ese estilo. Yo soy de donde es el amigo, el sabio, el pacífico, el hombre o la mujer que me tiende la mano. Yo soy de quien me abre el corazón, del sitio y el lugar de la sabiduría. Todo hombre sabe cuando hace el mal. Todo hombre sabe donde se encuentra el sufrimiento, la vida y la muerte.\n\n

        Observo a este animal y siento su respiración. No hay nada que pueda hacer por él, no hay nada que pueda romper el ciclo de la vida y de la muerte, el eterno misterio que a mi no me preocupa demasiado, pero este sufrimiento... ¿todo este sufrimiento es necesario?\n\n

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  • 2007-09-28 22:54:25
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  • El Dios de la desolación
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