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 Ando por aquí, pensando en qué escribir hoy, cuando me doy cuenta de que está sonando en alguna parte una canción del gran Joaquín Sabina que se titula: “”Cuando era más joven”.\nEscucho con atención y oigo la parte que dice: “cuando era más joven cambiaba de nombre en cada aduana,/ cambiaba de casa, cambiaba de oficio, cambiaba de\namor./Mañana era nunca y nunca llegaba pasado mañana,/cuando era más joven buscaba el placer engañando al dolor./Dormía de un tirón cada vez que encontraba una cama,/había días que tocaba comer, había noches que no...\nMe quedo un rato escuchando y pienso que la letra de esta canción puede ser una\nbuena introducción para este artículo. Pero ¿qué quiero decir realmente? ¿quiero decir que cualquier tiempo pasado fue mejor? No sé: en mi caso no es así. Cuando era más joven hacía cosas que resultaban más espectaculares, pero también sentía un vacío que ahora, con el paso de los años, resulta mucho más fácil de llenar.\nDicen que un viejo es alguien que se pasa el tiempo contando lo que hizo pero que\nnunca cuenta lo que va a hacer. A mí, que soy bastante dado a la nostalgia, esta es una frase que siempre me ha dado que pensar. Lo importante, pienso, no es lo que se ha hecho ayer sino lo que vamos a hacer hoy, lo que haremos mañana. No sé... Tal vez la clave esté en recordar con cariño todo lo que se vivió, pero no quedarse atrapado en el pasado.\nA veces pienso que un viejo es un niño sin futuro, y otras siento que un viejo es alguien que acaba de nacer a un nuevo tipo de experiencias. La diferencia: saber encontrar ese ritmo secreto que haga que lo que nos queda de vida se transforme en una nueva aventura, algo digno de ser vivido.\nTengo cuarenta y siete años: he visto muchas cosas y he acumulado en mi alma el dolor suficiente como para saber que la vida es algo demasiado hermoso como para desperdiciarla en cosas que apenas me interesan y es esa sensación la que me hace querer vivir con toda la intensidad que pueda ser capaz de generar. \nCuando era más joven hacía más kilómetros y rodaba mucho más deprisa en ese par\nde bicicletas que aparecen en las fotos, pero ahora, más sabio y más viejo, veo la vida de un modo diferente, con mucha más profundidad. Ahora es mucho más sencillo ser feliz. El afán por los grandes logros ha quedado atrás. Ahora el desafío está en otro lugar. Ya no tengo que demostrarme nada. A estas alturas ya sé quien soy y sé de lo que soy capaz. Ahora el desafío es otro y está dentro de mi: sentir que mi espíritu está paz, que soy capaz de ser yo mismo a pesar de esta vida que nos arrastra sin remedio. Pasar un día en paz sobre mi bicicleta. Sentir que soy feliz, aunque sea sólo un momento.\nVivir en lo pequeño, vivir en lo sencillo. Vivir feliz en mi interior.\n.\n.\nEn la primera foto, el de verde soy yo (ahora me doy cuenta de que sigo usando las mismas\ngafas). Ya no recuerdo el año que se hizo ni sé donde fue a parar la copa que me\ndieron. Lo que sí recuerdo con toda claridad es que me la hizo un buen amigo: se llama\nJavier, y aún puedo verle a la salida de una rotonda, allí, de pie, con su cámara en la mano,\ndándome ánimos cuando pasaba. Probablemente eso fue lo mejor de la carrera.
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