Habanna era una de esas mujeres que toman un camino equivocado y lo siguen con una tenacidad desconcertante hasta el final.\n\n
Aquel verano la vi desmoronarse paso a paso, calcular fríamente el camino que la conduciría a la muerte un par de años después, y saltar al vacío con una sonrisa irónica y amarga dibujada en sus labios. Nunca pidió perdón ni se dejó querer. Tal vez era una mujer completamente libre, no lo sé. Le gustaba viajar sola y contemplar la luna desde el acantilado. Su padre la violó a los doce años.\n\n