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Hoy he vivido una experiencia religiosa, como diría aquel de cuyo nombre no quiero acordarme.\n Hoy he ido a un supermercado, no diré la marca para no hacer publicidad, pero diré que es un hacendado que tiene muchos bienes y productos. Pero ha sido toda una odisea.\n\n Algo tal que así... \n\n Entro en el ascensor, mientras guardo las llaves del coche en el bolsillo, hago una repasada al bolso (para ver cómo voy de fondos; mal, por cierto), y llego a la planta del super. Las puertas se abren y... ¡dios! Increible. O me he vuelto famoso en el trayecto de casa-super, y toda esa masa de gente esta esperando a mi llegada para abalanzárseme encima, o tengo un problema. Veinte contra uno, la cosa tiene gracia. Intuí que no eran fans míos, ya que todos pasaron por mi lado sin mirarme, incluso algún que otro empujón y codazo indiscreto cayó.\n Tras sortear a los veinte -llamémosles hooligans-, me dispuse a buscar algún recipiente para meter la compra. Y visto lo visto, no era tarea fácil.\n Me dispuse a seguir a 'mi víctima', una mujer de unos treinta o treinta y cinco años, que se disponía a mover su compra del cesto a la cinta de cajas. Al fin, mientras la mujer sacaba el último producto del cesto (un paquete de ensaimadas de la casa), me lancé y lo cogí con rapidez.\n\n Al fin con un cesto, y un poco de agilidad, me dispuse a comprar lo que quedaba en las estanterías. Tampoco fue tarea fácil, los carros miden aproximadamente 1,2m (más o menos), y no es sencillo saltar por encima de ellos. Tampoco lo era saltar por encima de una anciana que taponaba un pasillo entero, pero bueno.\n\n Pan, leche, cereales, yogurt, fruta, zumo, tomates, ... supuse que ya lo tenía todo, porque como de costumbre, no llevo una lista de lo que falta (bueno, realmente falta siempre de todo, así que de lo que coja seguro que no hay...).\n\n Y llega la hora de pagar... Toda la hilera de cajas llena, con unas colas que daban vueltas hasta en las columnas. Así que me puse en una, que aparentemente tenía que ser la más rápida, y al final resultó ser la más lenta (como en las retenciones de las autopistas, que nunca se acierta). La mujer a la que salté, que casualmente estaba delante de mí se vengó, y 'casualmente' se olvidó de coger varios productos, dejando la cola de la caja, esperando a su merced.\n\n Obviando todo lo que la mujer se pudo olvidar, pagué, y embutí todo lo que pude las bolsas (para ahorrar en bolsas, uno que es ecológico...), pero claro, esas bolsas tienen un límite... y la bolsa explotó.\n\n Y para rematarlo, un ascensor estropeado, y el otro con la masa de gente (sí, la de los no-fans míos) que se repite una y otra vez. Así que mejor subo por las escaleras...\n\n Escribo estas líneas, después del post-estrés que me ha producido la aventura de ir a comprar, el día de puente que tenemos aquí en Cataluña (yo no he tenido puente, por cierto). \n\n
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