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  • Mi viaje de buceo, entre los más hermosos y placenteros, fue a la isla de Cozumel. Disfruté enormemente de sus aguas tranquilas y del paseo en la lancha sin marearme. La visibilidad era de un 100 % y no se bajó a más de veinte metros, que es lo que me gusta a mí. A pocos metros encontrabas paisajes y fauna marina maravillosa en la que relajarte, sorprenderte y soñar. Me sentía muy segura, pues la corriente no me arrastraba y me podía mover sin ningún esfuerzo, como pez en el agua. Además, aprendí a subir a superficie sin la cuerda, y eso me hacía creerme una experta astronauta.\n\n

    Después de tres días de inmersión, todavía quedó tiempo unos días más para visitar la isla en moto tipo Caro Diario, de paquete, e ir de punta a punta, y pasar a Yucatán para acercarnos a Chichen Itzá y Tulum. Pero las fabulosas ruinas mayas quedan para otro post, como el esperpento de Playa del Carmen. \n\n

    En Cozumel comíamos por el centro de la ciudad en sus tascas, y alguna noche nos acercamos a cenar en un restaurante turístico. Recuerdo una especial bronca en un restaurante italiano donde fuimos a cenar. El camarero se cobró más de la cuenta y así se le dijo. Su contestación fue la siguiente:\n\n

    - Es que me he cobrado la propina. \n\n

    - ¿Qué se ha cobrado qué?\n\n

    - La propina. Es que ustedes, a los españoles, siempre se les olvida dejar la propina, o dejan poco, y aquí la cosa no funciona así. \n\n

    Hubo una fuerte discusión, pues nosotros, pese a ser españoles, veníamos de USA, un país donde es casi obligado dejar propina, de más a menos cantidad según el servicio. En USA la propina va en parte del sueldo de los camareros, y siempre hay que dejar un tanto por ciento, pero una vez se ha pagado, y no antes, y si uno quiere, aunque es casi obligatorio. La cosa es así allí y así se funciona en los restaurantes. Hay lugares donde los camareros no paran de enseñarte los dientes blancos en una prefabricada sonrisa profident con tal de recibir la propina. Pero allí, es así como los contratan y les obligan a pasar por ello, pues su gran parte del sueldo son las propinas y eso es conocido por todos y criticado por muchos, pero... \n\n

    En USA siempre se dejaba propina, excepto en un viaje a Nueva York en el que se vino parte de la familia y amigos, y en un restaurante donde no nos querían aceptar la tarjeta de crédito, no sé si por ser extranjeros o se les había escacharrado la maquinita y no habían avisado, y encima se nos echó toda la salsa picante por encima de la ropa en un descuidado tropezón, y además no nos dieron ningún tipo de solución ni producto de limpieza, y por poco nos quedamos fregando platos. Pagamos con el poco efectivo que entre todos llevábamos, pero el camarero nos vino a buscar corriendo para que le dejásemos la propina con una inmensa sonrisa. Y se le dijo, pronunciado por una familiar mía en un perfecto español;) pero se la entendió clarito sonriendo también.\n\n

    - No tarjeta, no propina. \n\n

    El camarero del italiano de Cozumel, recibió una contestación parecida, a la española, que a mí me violenta tanto, pero entiendo que es necesaria en muchas situaciones, cuando ves que te han tomado el pelo y encima te quieren convencer de que la cosa está bien. No recuerdo como quedó el asunto. Se estuvo peleando hasta el final para que devolviese una propina que había quitado a su antojo, que fue excesiva, pero no se disculpó por la ofensa de la actuación ni del comentario. \n\n

    Cuando hay buenas condiciones de contrato y sueldo, por el trabajo bien realizado, las propinas y regalos no deberían estar institucionalizadas, si todos tuviésemos un buen contrato y un buen sueldo. \n\n

    Las propinas o regalos sólo las dan los “ricos” o que se piensan “ricos”, cuando consideran que les han dado un gran servicio "a ellos" "en especial" por ser merecedores de tal trato, o ciertos sectores del poder económico que aceptan regalos o roban enormes propinas de las que se sienten merecedores, anticipadamente y a la chita callando, hasta que sale a la luz. Y ni aún así, se avergüenzan, como no se avergonzó este camarero, pensando que estaba en su derecho. \n\n

    La propina está más o menos institucionalizada en muchos países. En España, recuerdo yo en mi infancia y juventud cuando se hablaba de estos temas, y como la cosa ha cambiado y se entiende. \n\n

    Me encantó el buceo en Cozumel, me encantó sus visitas por la pequeña isla, y sus puestecitos locales. \n\n

    Me encantó la visita a Chichen Itzá y Tulum, pese a estar masificada de gente.\n\n

    Playa del Carmen, en la que sólo estuvimos de paso, psssssshhhhhhhhhh, y el famoso Señor Frog en el que se tomó una cerveza en espera a volver hacia la fondita de Cozumel donde estábamos alojados, un esperpento. \n\n

    Siempre que pienso en Cozumel, caigo en un placentero sueño sumergiéndome en sus aguas, y sueño que soy un pececito que puede respirar bajo el agua o una astronauta que vuela sobre el universo. En la tierra, en verano, siento como si la presión me hundiese medio metro bajo tierra, mis movimientos se vuelven pesados, y me cuesta respirar. Nadar en el agua o esperar a que llegue la noche y la brisa, refresca mi espíritu. \n\n

    ¡¡¡¡Quién tuviese cinco años para corretear escaleras arriba, escaleras abajo, subir montañas y árboles, y correr a pillar, sin importarte sudar, y sonreír desde el alma como reconocimiento de unos y otros, de unos a otros!!!\n\n\nMi alma de pez me dice, que me dé un chapuzón, y que intente dar parte de lo mejor de mí misma cuando sea posible, y si me dan propinas, que sea, con sonrisas de verdad.

    El Caribe, es una de mis tierras y mares, vividos y soñados.\n\n\n\n \n\n \n\n\n\n\n\n\n\n\n\n \n

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  • 2010-08-10 13:42:03
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  • Propinando sonrisas
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